Diario de León

Nace la octava vecina de Rabanal de Luna

Irene, la primera en 23 años. La segunda hija de Rubén Rodríguez y Almudena Chacón llega a la vorágine de un pueblo en verano con casi 200 visitantes. Ella se quedará cuando todos se vayan en septiembre y será la octava vecina del pueblo en invierno.

Irene, en brazos de Rubén, su padre, junto a Almudena, su madre, y su hermana Diana. DL

León

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Irene Rodríguez Chacón ha llegado a Rabanal de Luna en pleno verano, como los casi 200 vecinos que en vacaciones estivales llenan las casas de un pueblo casi vacío en invierno porque funciona como un imán en las raíces de los que se tuvieron que marchar. El pueblo bulle estos días con familias que buscan un respiro de la vida de la ciudad y aprovechan las vacaciones, el calor y la llamada de la tierra para recuperar fuerzas para el invierno.

La diferencia es que Irene ha llegado para quedarse. En septiembre, cuando el pueblo recupere la normalidad de la vida en invierno y todos se vayan, ella permanecerá allí con su padre Rubén, su madre Almudena y su hermana Diana. Será la octava vecina y la primera que nace en la localidad en 23 años. El último fue un niño, Andrés Fernández, que ahora es conductor de grúas y vive en León y que esperaba ilusionado la llegada de la criatura que le diera el relevo. «Estoy encantado, conozco a Almudena y Rubén y son muy buena gente», afirmó en un reportaje publicado por este periódico cuando se enteró del embarazo de Almudena.

Una bebé por las calles de Rabanal de Luna es una novedad que no escapa a ningún vecino, por eso Irene se ha convertido estos días en la atracción ilusionante. «Estoy muy agradecida. Todos los vecinos han venido a vernos y no ha faltado el detalle para Irene y su hermanita Diana», comenta Almudena, que estos días se afana por adaptar su vida y el trabajo en el pueblo a la llegada del nuevo miembro a la familia.

La segunda hija de este matrimonio nació el 30 de julio en plenas fiestas y en sus primeras horas tuvo que acomodar su oído a la música de la orquesta. «La música estaba debajo de su habitación, pero por suerte es muy buena y dormilona», dice su madre, Almudena.

Tras la llegada de Irene, que pesó 3 kilos y veinte gramos al nacer y midió 48 centímetros, su hermana Diana ya no será la única niña que vive en Rabanal de Luna. «Su hermana está encantada, no tiene celos y es como si fuera su madre, la cuida mucho».

Rubén y Almudena apostaron por el pueblo. Allí trabajan y no dudan que es lo mejor para criar a sus hijas, aunque la falta de servicios obliga a utilizar el coche para todo. «Lo primero que echo en falta ahora que ha nacido Irene es el pediatra. He tenido que desplazarme a Trobajo del Camino porque la que viene aquí está de vacaciones».

A partir de ahora la vida sigue y Almudena y Rubén, que en este momento viven de alquiler en Rabanal de Luna, esperan pronto poder adquirir una vivienda y empadronarse en el pueblo. «Yo sigo empadronada en casa de mis padres, en Pobladura de Luna, y mi marido en Abelgas, de donde es natural».

El vínculo con la tierra y el trabajo en el campo los mantiene pegados a un entorno que no quieren abandonar. Nunca se han planteado vivir en la ciudad. «No queremos irnos de aquí, lo nuestro es el pueblo». En el pueblo están criando a su hija Diana, que nació hace cinco años en Sena de Luna, y en el pueblo criarán ahora a su recién llegada Irene, que viene a poner el foco en la despoblación que viven los pueblos. Esta familia es la única que vive todo el año en el pueblo, además de otro vecino que tiene unos 70 años y vive solo. En las casas que hay en la carretera viven otras tres personas.

La familia decidió trasladarse a Rabanal de Luna poco después de nacer su primera hija, Diana. «Nos trasladamos desde Sena de Luna porque aquí encontramos un alquiler más barato. Yo nací en Pobladura y mi marido en Abelgas, así que tenemos muy claro que queremos apostar por este municipio».

En invierno, además de un único vecino, la familia tiene como compañía a los animales que les dan de comer. «El ganado lo tenemos en Abelgas y aquí en Pobladura tenemos ovejas, yegüas y una vaca».

La vida en el campo tiene ventajas e inconvenientes. Rubén trabaja en Geras de Gordón y con las nevadas en invierno a veces se queda incomunicado y no puede pasar la noche en su casa. «Hay noches que se tiene que quedar allí y no puede venir».

Su hija Diana va todos los días al colegio de Huergas de Babia en autobús y cuando cambie de ciclo y vaya al instituto tendrá que matricularse en Villablino.

Para la familia Rodríguez Chacón lo más importante que le falta al pueblo es gente. «Está muy bien que vengan en verano, que se llena, que arreglen las casas, que están muy bonitas, pero no se quedan, sólo vienen en verano o algún fin de semana».

«Aquí hay mucho que hacer, atender la casa, la niña, trasladarme en coche para todo, cuidar de los animales, esto es lo que hay que apoyar».

Novedad

Una bebé por las calles de Rabanal de Luna es una novedad que no escapa a ningún vecino

Pediatra

«Ahora echo en falta al pediatra, que está de vacaciones. He tenido que ir a Trobajo del Camino»

Segunda niña

La segunda hija del matrimonio nació el 30 de julio y se adapta a la vida familiar con buen carácter
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