Cáritas alimenta la justicia social en la juventud de León
La solidaridad se llena de joven esperanza. El Campus de Verano Joven de Cáritas se presenta como una oportunidad para los jóvenes de conocer la realidad de su ciudad y poder añadir su granito de arena en el mundo del voluntariado.
Cáritas Diocesana de León concluye la primera edición del Campus de Verano Joven con el que buscan promocionar el voluntariado entre la población más joven de León. En total han sido 16 los chicos y chicas de entre 16 y 30 años los que han participado este verano en la primera actividad de este tipo organizada por la entidad de la Iglesia. Durante doce días de campus, la juventud se dividió en dos grupos, una semana de voluntariado y trabajo con la infancia y otra con los mayores complementada con una formación.
«Es una idea que surge para sensibilizar sobre las diferentes áreas que tenemos de voluntariado joven en Cáritas. Les mostramos las cuatro áreas en las que trabajamos: infancia, acompañamiento a la tercera edad en residencias, grupos de participación y proyectos de cooperación internacional», asegura María José Alonso, responsable de Voluntariado de Cáritas León.
«Todos los chicos y chicas que han venido, provienen de realidades diferentes. La idea es que después de este prevoluntariado, empiecen un voluntariado en el área donde se sientan más cómodos. Y hacer crecer ese grupo motor de jóvenes», comenta la técnico.
El primer campus es un éxito. «El funcionamiento ha sido muy bueno, yo creo que ellos están contentos y muchos me han dicho que quieren seguir y formar parte de este grupo. Se trata de ofrecer a los jóvenes un espacio donde puedan expresarse libremente y donde despierten esa crítica a la justicia social, que es un poco lo que trabajamos desde Cáritas», añade.
Khadira, una de las voluntarias, tiene 23 años. Valora que «se aprende mucho, me está gustando y es una experiencia enriquecedora».
Para Guille, de 27 años, este campus es su primer voluntariado y asegura que es «más completo de lo que pensaba, hemos hecho más cosas de las que yo pensaba que haríamos y ha estado muy bien».
En las residencias, a las personas mayores, «les viene muy bien, sobre todo de cara a los que pueden estar un poco más solos o no tienen tantas visitas como les gustaría tener o que simplemente se aburren», asegura Álvaro, terapeuta de la residencia Virgen del Camino, el centro al que acude el voluntariado joven de Cáritas.
Isidra Santiago es una de las residentes y se muestra satisfecha de poder participar en esta experiencia. «Son muy buenas chicas, muy buenas compañeras para mí», comenta con una sonrisa.
Laura Fernández es una de las veteranas en Cáritas, lleva siete años colaborando y empezó en el programa Caminando juntos, —una de las iniciativas que fomentan para acompañar a las personas mayores— y ahora forma parte del grupo motor de voluntariado joven. «Cáritas es una entidad que tiene un voluntariado mayoritariamente formado por personas mayores, queremos aumentar el grupo de voluntariado joven y también que con este campus conozcan la realidad de León, muchos no conocen realmente la problemática que hay, niños que no se pueden costear durante el curso una ludoteca o que no conocen bien el idioma y los padres no les pueden ayudar a hacer los deberes porque tampoco lo entienden», asegura la voluntaria. «Todos piensan que Cáritas es ‘ropa y comida’ y hay mucho más detrás de eso», añade.
Los niños que participan en el campus forman parte de los que durante el curso están en el recurso de ludoteca que tiene Cáritas. «Con los pequeños hacemos muchas actividades distintas, desde una búsqueda del tesoro a guerras de agua, una gincana y una actividad cultural que consiste en ir a visitar el Museo Romano del Arco de la Cárcel». «Esperamos que algunos de los participantes sigan con algún tipo de voluntariado en septiembre, aunque sea una hora a la semana, yo creo que les está gustando. Es una buena forma para que conozcan todas las actividades y recursos que tiene Cáritas».
Natalia, otra de las participantes del campus, tiene 22 años y asegura que el voluntariado le llena mucho, «el poder aportar tu granito de arena siempre está bien. Estos chicos vienen de situaciones muy complejas y poderles sacar una sonrisa, a mí me llena. Igual que con los mayores, me emociona mucho. Si puedo, creo que seguiré».
Los menores disfrutan de unos días de juegos y aprendizaje durante el verano. María Jesús tiene 9 años y es una de las niñas participantes. «Es super divertido, estoy conociendo a nuevos compañeros y divirtiéndome mucho. Me alegro de haber venido. Los monitores son muy divertidos y me gustan mucho porque son amables», comenta la pequeña.
Cualquier persona que quiera participar en un voluntariado con Cáritas puede acercarse a una de sus oficinas y podrá contribuir a sumar una sonrisa a alguno de los beneficiarios.