Una investigación identifica que la clamidia puede instalarse en el intestino
Un equipo de investigación formado por expertos de la Universidad Técnica de Berlín y la Universidad Julius-Maximilians de Wurzburgo (JMU) ha identificado que la clamidia puede instalarse en el intestino y emplear este órgano como nicho, según un estudio publicado en 'PLOS Pathogens'.
Después de un tratamiento con antibióticos exitoso frente a la clamidia, las personas que acuden al médico con una nueva infección por esta causa están a menudo infectadas con las mismas cepas de bacterias que provocaron la infección anterior. Es por ello que el director de la cátedra de microbiología del Biocentro JMU, Thomas Rudel, ha explicado que "es razonable suponer que las bacterias encuentran un nicho en el cuerpo en el que aún no son vulnerables, forman allí un reservorio permanente y pueden volver a activarse más tarde".
Los investigadores identificaron el intestino como nicho con la ayuda de órganos artificiales en formato miniatura, los llamados organoides. Se trata de estructuras producidas en el laboratorio a partir de células intestinales humanas que son muy similares en estructura y función al órgano modelo.
Al intentar infectar los organoides intestinales con clamidia, descubrieron que la capa celular interna de estos es muy resistente a las bacterias, que solo pueden penetrar allí si el epitelio celular está dañado. Sin embargo, desde el lado de la sangre, las clamidias pueden infectar de manera muy eficiente. "En este caso, encontramos repetidamente las formas persistentes de las bacterias, que se pueden identificar claramente por su forma típica bajo el microscopio electrónico", ha señalado Rudel.
En el caso del organismo humano, esto significaría que la infección por clamidia con su consiguiente persistencia solo puede producirse con dificultad a través de la parte interna del intestino, pero con mucha facilidad a través de la sangre. Sin embargo, todavía no se ha confirmado en estudios clínicos si esto ocurre realmente en el cuerpo humano.
Los expertos intentarán averiguar en futuros estudios si la clamidia selecciona determinados tipos de células para su persistencia, una tarea nada fácil, ya que el intestino está formado por cientos de tipos de células diferentes.