Santa Teresa padeció un estado físico «muy frágil» en sus últimos años
Primeras conclusiones médicas, entre las que destacan que pudo ser ambidiestra, sufrió cifosis, dificultades respiratorias, reuma, artrosis o fascitis plantar
La primera fase del estudio del sepulcro y las reliquias de Santa Teresa de Jesús finalizó este viernes arrojando las primeras certezas sobre un estado de físico «muy frágil», al menos durante los últimos años de su vida. Así se infiere del trabajo realizado hoy por el equipo médico desplazado desde el miércoles a Alba de Tormes, en la provincia de Salamanca, para la apertura de los restos 110 años después de la última vez.
El postulador general de la Orden del Carmelo Descalzo, Marco Chiesa, señaló, tras este primer análisis, que el equipo médico ha detectado que, durante los últimos años, la Santa caminaba «muy encorvada» como consecuencia de una cifosis. Chiesa añadió que «la cifosis le provocaba a Santa Teresa una curvatura exagerada hacia adelante de la parte superior de la espalda» y matizó que esta afección «suele deberse a la debilidad de los huesos de la columna vertebral, que hace que se fracturen y compriman», aunque el equipo médico insistió que Santa Teresa no padecía osteoporosis. «La deformación de las vértebras de la columna obligaba a respirar con dificultad a Teresa, al menos, en los últimos años de su vida», agregó el postulador.
A nivel médico, en este primer análisis, se constató que la Santa padecía reuma y, en la rodilla izquierda, artrosis. En este mismo sentido, el postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo, quien ejerció estos días como portavoz, que Teresa de Jesús sufrió en los últimos años de vida una fascitis plantar. «Los médicos indican que esta lesión le debía causar mucho dolor al caminar», comentó.
Por su parte, el prior de Alba de Tormes, Miguel Ángel González, añadió que este primer examen desvela que la Santa «utilizaba con gran precisión tanto la mano derecha como la izquierda, de manera que se abre la hipótesis de que pudiera ser ambidextra».
Hasta el momento, se sabía, ya que ella misma lo dejó escrito, que el 24 de diciembre de 1577 se rompió el brazo izquierdo en San José de Ávila y que en mayo de 1578 se lo recompuso una curandera de Medina del Campo. «Este primer análisis lo que indica es que no hubo fractura en el brazo izquierdo, hubo dislocamiento, sobre todo en la muñeca. Cuando la curandera, después de meses pudo ayudarla, ella y una ayudante tiraron del brazo y dislocaron su unión con el hombro. O sea, peor el remedio que la enfermedad. Ese brazo le quedó bastante inutilizado los cinco años que le duró la vida», resumió González.