Un problema de todos y todas
Leoneses que dan un paso al frente para que el suicidio no sea una salida
Casi medio centenar de personas se quitaron la vida en León en 2023. Pese al descenso del 6,5%, a nivel nacional, de muertes autoinfligidas el último año, según el INE, la preocupación social por esta problemática aumenta. En León se ha creado un grupo de apoyo ciudadano.
No es verdad que quien intenta suicidarse y no lo consigue, en realidad no quiere quitarse la vida; tampoco es cierto que sea una cuestión de valentía o cobardía o que quien lo hace no lo dice. Los falsos mitos en torno al suicidio impiden que, en muchas ocasiones, se pueda ayudar a las personas que tienen ideaciones, intentan o llegan a quitarse la vida.
Sobre esta premisa acaba de nacer en León un grupo ciudadano con el objetivo de aglutinar recursos y formarse para tener capacidad de reacción real ante esta problemática. «Hay muchos recursos pero la población, en general, no tiene conciencia de que existen y cuando alguien está mal no se acuerdan», señala Lorena Millán.
Hay además un pacto de silencio social sobre el tema. Hablar es el antídoto. Ante una señal de riesgo hay que preguntar de cara: «¿De verdad te estás planteando suicidarte?», «Quieres que te acompañe a buscar ayuda?», son respuestas adecuadas, apostilla. Decirle a alguien en crisis que su vida está bien o juzgarle hará que se cierre en banda y no verbalice lo que le ocurre.
«Los recursos existen pero a veces no son fáciles de ver», subraya Lorena Millán. La intención del grupo es crears redes de apoyo, fomentar la psicoeducación, recoger los recursos existentes, siguiendo los pasos del psiquiatra vasco Jon García. «La tragedia de esta sociedad es que no hay redes de apoyo» y hay que restablecer los vínculos. «Hablar y contar en la escuela y en el instituto», insisten.
La iniciativa surgió a raíz de un curso de verano sobre cine en la Universidad de León. Había que rodar un corto y a propósito de la desatención en salud mental salió el tema del suicidio, explica Chiti, una de las impulsoras.
«Mi interés por el suicidio es que en un momento de mi vida lo vi como una vía de solución para evitar el sufrimiento. Tengo anorexia nerviosa y por engordar 150 gramos muchas veces se me pasó por la cabeza, hasta que un médico y psicólogo, Carlos, me dijo: ‘Tú no te quieres morir, tú quieres vivir de otra manera», explica.
Buscar otras maneras de vivir se convirtió en su objetivo. Descubrió el teatro y se ha convertido en una referencia de actriz mayor. Sólo a lo largo de este año ha participado en siete producciones audiovisuales. Cuando aparcó la idea del suicidio, «que no el sufrimiento», «me ayudó mucho el trabajo en salud mental como voluntaria en Alfaem. El día que me asignaron la misión de salir con un enfermo tutelado, reviví». Siguió el voluntariado en Santa Isabel y poco después se subió por primera vez a un escenario en El Albéitar.
Lorena Millán es veterinaria y psicóloga. «Mi interés por el suicidio es por doble vertiente: mi profesión es una de las más afectadas —2,4 veces más que la población general— y he vivido el suicidio de uno de mis mejores amigos». Esta preocupación llevó a que dedicara su trabajo de fin de grado en Psicología al suicidio en la profesión veterinaria.
«Es una profesión con un índice de burn-out muy alto y tenemos los medios», apunta al hablar de las causas. Acercarse a esta problemática desde una vía científica «ha cambiado mi visión abismalmente». De los mitos y las falsas creencias ha pasado al convencimiento de que «se puede educar a la población general para que pueda detectar ciertas señales y ayudar a buscar ayuda a personas en riesgo de suicidio».
«No todos los suicidios se pueden prevenir —matiza— pero todas las personas tener una implicación y una responsabilidad», subraya. El grupo se creó en junio y, tras el impás del verano, en septiembre preparan una reunión para una formación básica y plantear que podríamos intentar hacer.
Lorena Millán señala que solo los suicidios conocidos en León en el mes de agosto —4 personas en dos semanas— son una razón suficiente para fomentar la «psicoeducación en la población». En la provincia de León, en 2023, se registraron 46 muertes por suicidio, según los datos provoisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una cifra que se mantiene estable en estos últimos años, llegándose a alcanzar el medio centenar.
En España, el último año se registraron un total de 3.953 suicidios. Estas cifras provisionales suponen un 6,5% que el año anterior y rompen la tendencia al alza que se había registrado en el último quinquenio. Con todo, se considera un «fracaso social» un número de muertes tan elevado y que, posiblemente, sea mayor si se estudiaran los suicidios ‘ocultos’ en accidentes de tráfico y otras circunstancias.
Coco tenía una vida «aparentemente plena y feliz». Vivía en Madrid, donde trabajaba, y todo iba bien. Hasta que llegó el covid-19 y se contagió. Nunca se ha recuperado. Esta leonesa es de las personas que sufren covid persistente. Fibromialgia, fatiga crónica, disautonomía, depresión y ansiedad envuelven ahora su vida. Además, en 2022 fue diagnosticada de cáncer de mama y está en tratamiento.
«Perdí mi trabajo y me dieron una incapacidad laboral permanente que supone cobrar solo el 55% de la pensión. No llevar una vida activa también hace que la gente se aleje ti. Tu vida social se reduce».
Coco señala que tomó conciencia sobre el problema del suicidio una mañana, en Madrid, cuando al salir de casa vio mucha policía y se enteró de que un vecino se había suicidado. «En ese momento vi la fragilidad de mi vida. Me asustó el pensamiento que tuve de ‘lo entiendo perfectamente’», explica. «No he llegado a tener intentos ni a prepararlos, pero sí he tenido pensamientos intrusivos», añade.
«Nuestra intención no es competir con nadie dedicado a la salud mental, sino dar a conocer para detectar el problema y ayudar a esas personas a acudir a los servicios de salud mental», señalan, porque «el trabajo preventivo ahorra sufrimiento y puede ayudar a reducir los suicidios», explican. «El suicidio es responsabilidad de todos y la ayuda también es responsabilidad de todos», insisten al señalar la importancia de un colchón o red social más allá de las instituciones de salud mental.