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La tercera vida en el municipio más joven de León

Menos plato y más zapato. La vida se alarga después de la jubilación 23 años de media. Vivir este tiempo con metas, con actividades que llenen y que no rellenen tiempo y rompiendo barreras de roles es la receta en el municipio de Villaquilambre.

Las personas mayores fueron las protagonistas del encuentro para presentar las actividades de este curso en Villaquilambre. ÁNGELOPEZ

León

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Villaquilambre es el municipio más joven de León, pero se prepara para la vejez con proyectos innovadores. Ayer presentó su oferta de 25 con actividades dirigidas a las personas mayores. Un encuentro al aire libre en el parque de El Cardadal, bajo el lema Aprender a vivir conectados y motivados, dio la salida al nuevo programa de Vida Activa y Saludable para Personas Mayores.

«¿Qué quiero hacer con mi vida en la vejez?» Es la pregunta clave que lanzó Carmen Requena, profesora de Psicología Evolutiva de la ULE y directora de la Cátedra de Envejecimiento en todas las edades. «No se trata de hacer actividades para rellenar el tiempo. Hay que pararse, pensar y tomar decisiones. La vejez se ve como un punto y aparte. Y es una etapa más aunque estemos más cerca de cerrar la vida», subrayó.

La psicóloga, que acaba de publicar ‘Cuaderno de reflexiones sobre el arte de cuidarse’, señaló que «está muy bien participar en actividades, pero lo primero de todo es descubrir qué tú estás contigo» a partir del cuidado de uno mismo. También animó a desterrar mitos como que ser mayor implica no tener metas. «Las actividades no tienen edad y las metas no tienen edad», añadió.

Los mayores tienen que saberse como modelos que influyen en las nuevas generaciones con sus conductas, que estudia una tesis doctoral en la ULE, y son depositarios de una sabiduría. «Somos patrimonio de la humanidad y tenemos que ver a los demás como patrimonio de la humanidad».

Diego Hierro García, trabajador social del Credei (antes Ciudad del Mayor) y docente en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de León, señaló que la actividad en esta etapa, «el tercer acto de nuestra vida», es parte de la «prevención de la dependencia y de la prevención de la soledad no deseada». Y es que cuanto más sola se encuentra una persona, más problemas de salud tiene y cuando más empeora su salud, más soledad. «El envejecimiento activo previene la institucionalización», añadió.

También incidió en que no se trata de «participar por participar, sino de estar dentro de la sociedad y no invisibilizarse. La participación tiene que ser consentida y con sentido», como si la vida fuera parte del pasado. «Tampoco hay que caer en el envejecimiento hiperactivo, hay que plantearse si ‘me llena’ lo hago». Hierro señaló que los en los programas del Credei, y en general en actividades de mayores, participan muchas mujeres y pocos hombres, aunque cuando ellos rompen la barrera del rol aprendido «son los más participativos».

El médico Joaquín Juan Diéguez remarcó que «hay que aprender a ser mayor desde pequeño». Cuidar el aspecto físico, mental y social son las tres reglas básicas. A veces con ayuda de los fármacos. «Cada ser humano tiene que afrontar su salud, pero la medicina y los medicamentos son como la ropa y el calzado que nos ponen desde pequeños. No para taparnos, sino para proteger nuestra salud y prolongar la vida». «Os tenéis que apuntar a muchas cosas para romper el mundo de la soledad», aconsejó. Joaquín Juan animó a defender la sanidad pública para «intentar que no vaya del todo a peor».

Marta Prieto Población, responsable de Desarrollo de Personas Mayores en la residencia Tercera Actividad de Valdelafuente, habló de experiencia del desarrollo de territorios a través de las personas que lidera la Fundación Santa María la Real con actividades que capacitan o invitan a las personas mayores para seguir siendo parte activa de la sociedad. El proyecto Salvia de alfabetización digital para mayores es uno de los que ha realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Villaquilambre.

El broche lo puso la experiencia personal de Luciana Gaitero. Maestra, activista social y voluntaria en Cruz Roja, señaló que al jubilarse en 2016 se planteó que era hora de cuidarse a sí misma, después de una vida de trabajo y cuidado a los demás. «Coincidió con una pérdida grande, mi madre había fallecido en 2015, y decidí hacer el Camino de Santiago», relató.

Desde el minuto uno se dijo que «no quería ver la vida pasar, sino ser partícipe». Como vecina de Villaquilambre y conocedora del «enfoque novedoso» de las actividades que ofrece el municipio «porque mi marido, Julio, se había jubilado un año antes», se apuntó a diversas actividades —yoga, pilates, suelo pélvico— y va a clase de inglés. «Lo más importante para mí ha sido el grupo de apoyo emocional», remarcó. «Tan importante como la actividad física es la saluda mental, social y cultural», añadió al comentar que «somos responsables de nuestra propia felicidad». No perder la curiosidad y expresar los deseos, sin quedarse en los corrillos de la queja, cuando se quiere cambiar algo fueron otros de sus consejos.

Un total de 350 personas participaron el año pasado en las actividades de envejecimiento activo que este año comienzan con novedades como la danzaterapia, el taller de automasajes o la terapia. El modelo pionero de actividades del municipio que la Concejalía de Servicios Sociales, Sanidad y Turismo desarrolla con mayores ha llegado a otros países europeos y a la Universidad Complutense de Madrid a través del Erasmus + Integra_Lab que presentó sus conclusiones en Cracovia (Polonia). Como dijo el concejal Miguel Ängel Diez de Celis, Villaquilambre practica el lema de «menos plato y más zapato». ,

Las personas mayores fueron las protagonistas del encuentro para presentar las actividades de este curso en Villaquilambre. ÁNGELOPEZ