Veo doble
M uy a su pesar seguirá habiendo dos Españas, división vieja: la de los hunos y la de los hotros, la roja y la facha, la monárquica y la republicana, la hispanogoda y la afrancesada, la del Madrid y la del Barsa, la de la Cope o de la Ser, la pobre y la rica, la nazarena o la atea, la de El País o la de El Mundo, la de playa o la de montaña... siempre dos Españas en montañas nevadas o peladas montañas. Hay quien sostiene que existe una Tercera España, la que por no estar en bandos prefiere ir desbandada y quedarse quieta, callarse y creerse equidistante (¿para sólo verse de lejos?). Pero la tercera España es sólo literatura. O deseo en nieblas. O sólo mudez; y eso es no existir. O morirse a plazos. O vivir al ritmo que fijan las otras dos con su ruido, siempre ruido... ruido de sables, ruido de insultos, ruido vano... ¿Nunca amanecerán aquí la calma y algún silencio?...
Hoy, jodío lunes, asomarán de nuevo en su rutina las dos Españas cuando el pueblo en su sofá encienda teles, unos por ver al Motos y otros para reírse con Broncano, dos animadores entrados ya en pugilato disputando audiencias. La derechona España ve en Motos a uno de los suyos (ya se encarga él de que se note) y la nación izquierdilla encuentra en Broncano la voz que esperaba, un púlpito de látigo necesario y fino que nos redime del pasto igualado en todas las teles que tanto se copian y hastían. Broncano sabe a aire nuevo, a televisión ¡¡¡española!!!, a bombo-manolo y llaneza lista en mente pronta. El Motos gasta infinito en su programa. Lo de Broncano es sólo un teatro, gente en patio de butacas, dos músicos y poco más. Motos mete famosos, política en pildorita, chorrada firulí, histrionismo, colorín y además sortea dinerete. La política de Broncano, que también la mete, parece más sutil, algo ácrata, y atrae a una larga peña de la España aburrida que busca respirar aliviada de latas y consignas. Dos teles distintas y una sola España real siempre hecha dos. Más allá del empate entre esos programas poco se espera: alternada ventajilla y nada más. Así que seguiremos viendo doble. Poco consuelo. Pero se puede elegir.