Jesús Aguilar: «Nos preocupa mucho el abuso de los ansiolíticos»
Jesús Aguilar (Burgos, 64 años) lleva nueve años al frente de los farmacéuticos españoles, que hoy celebran su Día Mundial. El pasado marzo inició su cuarto mandato como presidente del Consejo General de Farmacéuticos, que representa a un colectivo de 80.000 profesionales, de los que 55.000 trabajan en alguna de las 22.222 boticas de nuestro país, una red sanitaria que, como reivindica, «puede aprovecharse mucho mejor». Aguilar es propietario de una oficina de farmacia en Burgos, aunque antes de boticario trabajó durante 23 años en la industria farmacéutica.
—Ustedes los farmacéuticos son ese primer filtro para detectar problemas de salud mental, de soledad no deseada, de violencia de género.
—Sí, todos los días entran 2,3 millones de personas a las farmacias. Es un púlpito tremendo para detectar las necesidades de los ciudadanos a la hora de llegar a la Atención Primaria y poder derivarlos al médico. Las comunidades autónomas no son conscientes del gran potencial que tienen las farmacias, estamos siempre abiertos, no hay que pedir cita y estamos en primera línea, como se vio en la pandemia.
—En España hay 22.222 oficinas de farmacia, un 75% más que centros de salud, ¿cómo se puede aprovechar mejor esa red?
—Los farmacéuticos sabemos lo que cada paciente tiene pautado. Somos capaces de poder controlar la medicación y sabemos si ha cumplido o no con el tratamiento (lo que se denomina adherencia terapéutica), y eso es una de las grandes asignaturas pendientes porque el 50% de los pacientes no son adherentes, lo que les puede llevar a urgencias o a que su patología empeore. Ahí podemos jugar un papel fundamental a través de protocolos con las consejerías de salud.
—¿Se sienten desaprovechados?
—Tenemos una formación muy buena, que no está lo suficientemente explotada. Somos uno de los pocos grados universitarios con cinco años de carrera y es por algo. Podemos hacer muchas más funciones y ayudar mucho más al sistema sanitario y a los médicos de lo que se está haciendo.
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo con los cribados de cáncer de colon. Ahora hay que ir al centro de salud a por el kit, hacer la muestra en casa, volver al centro a entregar el kit. Eso hace que muchos desistan. Pero el kit se podría recoger en la farmacia y entregar la muestra allí porque la puedes llevar a cualquier hora y siempre tienes una botica cerca. Lo hicimos en Cataluña y la adherencia subió del treinta y pico por ciento al 60%. Y con la gripe pasa igual. Si llega un paciente de riesgo que no está vacunado le decimos que tiene que vacunarse. Nuestro objetivo no es vacunar, pero si se necesita, ¿por qué no lo vamos a hacer y obtener mejores tasas de cobertura?
—España encabeza el consumo de tranquilizantes. ¿No se asustan al ver tantas recetas de ansiolíticos?
—Nuestro país es el más envejecido de Europa y el que tiene mayor número de pacientes crónicos. Partiendo de esa base, más que asustarnos nos preocupa el abuso de ansiolíticos. Hay que hacer un uso racional, aunque no podemos no dispensar un medicamento prescrito por un médico. Pero sí que intentamos llevar un control de esas prescripciones y hacemos campañas de concienciación para evitar abusos.
—¿Tienen que desmentir muchos bulos?
—Muchísimos. Desde los antivacunas al influencer de turno que sale diciendo lo bien que le va una crema antibiótica. Y los medicamentos no son bienes de consumo, son drogas.