«La alergia aumenta con la globalización, el clima y la biotecnología»
«La alergia se cura». El mensaje esperanzador de la catedrática Alicia Armentia, abrió ayer la XI Jornada de las Academias Sanitarias de Castilla y León. «Ahora la alergia es perenne, está todo el año, pero conocemos al enemigo, y esa es una victoria».
La globalización, los avances biotecnológicos y el cambio del clima cambian las costumbres culinarias, la composición de los alimentos y la polinización de las planta, lo que hace que aumenten las alergias. «Tenemos muchos invasores, especies invasoras como la avispa velutina, en el caso de los insectos. Debido a la globalización tomamos productos de los que no tenemos recuerdo inmunológico de nuestras madres. No tenemos memoria inmunológica de haber comido frutas tropicales y no sabemos cómo responderá nuestro sistema inmune. Además, muchas están biotransformadas. La biotecnológica es fundamental para conseguir mejores cultivos y mayores rendimientos, pero también transforma las semillas y las frutas y las hacen poco reconocibles para nuestro sistema inmunológico que se defiende en alguna ocasión. La biotecnología potencia las proteínas naturales, pero son también las más alergénicas, y por eso tenemos más clínica».
La catedrática de la Facultad de Medicina de Valladolid y académica de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid, Alicia Armentia Medina, abrió este jueves en León la XI Jornada de las Academias Sanitarias de Castilla y León, con la conferencia ¿Es la alergia un proceso autoinmune?
Globalización
Casi la mitad de la población
Armentia destacó que las alergías, como como las enfermedades autoinmunes, son patologías que se deben al daño propio del organismo. «Es una reacción hacia sustancias normales de nuestro entorno, como el polen o los alimentos, que nos hacen daño. El daño está dirigido hacia nuestras propias células o tejidos por la pérdida de la tolerancia inmunológica que se puede perder por muchos motivos, por factores genéticos, infecciosos». O por «terceros en discordia», como los define la catedrática, como la contaminación, que son «los tóxicos que inhalamos, sustancia químicas que van en aumento».
La alergia afecta al 40% de la población. «Es muy probable que las rinitis constantes o las urticarias sean alergias». Las enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, el lupus o la psoriaris afectan al 5% de la población. «Son enfermedades que consumen muchos recursos económicos, además de que empeoran la calidad de vida de los pacientes». Y se espera que aumenten. «Al ser un factor genético, los hijos de los alérgicos aumentará de forma exponencial, se seguirá heredando y si no ponemos freno a las alteraciones del medio ambiente, empeorarán».
Un clima más cálido favorece una polinización más frecuente de especies que antes eran estacionales. «Ahora polinizan todo el año, a los 19 grados se polinizan todas las plantas. En la actualidad, la alergia al polen es perenne, ya no hay estaciones, antes era muy estacional, pero ahora es todo el año, primero polinizan los cipreses en enero, después, en Semana Santa, el plátano de sombra, chopos y álamos, siguen las gramíneas silvestres y las cultivadas, que hay mucho trigo, centeno y cebada por toda Castilla y León, también está el olivo, en junio y julio, los hongos, las esporas...».
Todo el año
En León predomina la alternaria, que es una espora que crece dentro de la caña del cereal silvestre cultivado. «Cuando se corta y se seca sale al ambiente y provoca un asma brusco y agudo y clínicamente severo y grave». La catedrática destaca el «buen servicio» de alergología en León, con Delia Fernández al frente.
El diagnóstico es importante para la curación.
«Afortunadamente, la alergia se diagnostica con mucha precisión, no sólo tenemos las pruebas cutáneas, conocidas por la población general, también hacemos análisis moleculares, no sólo se hacen pruebas para saber el alergeno en sí, sino a la molécula. Una simple avellana puede tener múltiples alergenos. Algunas son más agresivas que otras. Lo que detectamos es qué molécula está alterando a nuestro paciente y ponemos tratamiento de inmunoterapia dirigidas a esas moléculas, una inmunoterapia a la carta y de precisión». A este tratamiento se añaden los fármacos inmunomoduladores, entre los que se encuentran los fármacos biológicos, dirigidos mediante anticuerpos monoclonales a los receptores celulares que son responsables de la liberación de sustancias inflamatorias.
Lo más importante es encontrar la causa de los síntomas. «Hay que ir al alergólogo, porque conocer al enemigo es parte de la victoria, y después recibir un buen tratamiento, aceptar los consejos de los médicos que estamos para ayudar y no desanimarse, porque la inmunoterapia lo que hace es establecer un statu quo y hace tolerante a la persona, pero es un carácter genético que se tarda en molular, hay que tener paciencia, pero en dos o tres años llega la curación». Una curación permanente, asegura la catedrática, «sin necesidad de tomar medicación toda la vida. Sólo dirigiéndose a la causa de la enfermedad, la medicación ayuda al principio, pero no cura. Sin embargo, la inmunoterapia la controla y corta la evolución natural de la enfermedad».
Los ponentes
En la jornadas celebrada en el Paraninfo de la Universidad de León, intervino también Ignacio Jesús Dávila González, catedrático de la Facultad de Medicina de Salamanca y académico de la Real Academia de Medicina de Salamanca, que abordó Los estudios transcriptómicos en el asma: en el camino hacia la alergología de precisión .
José Germán Sánchez Hernández, del servicio de Farmacia del Hospital Universitario de Salamanca y académico de la Academia Farmacia de Castilla y León, ofreció una conferencia sobre Monitorización farmacocinética en la enfermedad inflamatoria intestinal .
La jornada terminó con la conferencia sobre Dermatitis atópica canina: un modelo para la dermatitis atópica humana , a cargo de Luis Ferrer Caubet, catedrático de la Facultad de Veterinaria de Barcelona y académico de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña.