El calentamiento del océano Atlántico atrae los huracanes a la Península
La superficie marina del planeta sigue en máximos históricos y da gasolina a las tormentas tropicales para viajar más lejos
Kirk y Milton, dos nombres de extraña pronunciación en España, se han colado en las conversaciones de ascensor, de rellano, de trabajo y también de bar en la última semana. El primero porque azotó con fuerza gran parte de la península ibércia el miércoles. El segundo, ha arrasado la península de Florida en Estados Unidos dejando hasta una decena de fallecidos.
«Será una temporada de huracanes muy intensa», advirtió la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica del Gobierno de Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés). Milton ha ratificado esta alerta, aunque este periodo ya estaba por encima de la media antes de su irrupción. Pero esa no es la única anomalía.
En los últimos días, se ha producido un fenómeno que nunca había ocurrido antes. «Hemos tenido tres huracanes activos al mismo tiempo en el Atlántico Norte», remarcan los expertos. Y uno de ellos se acercó a las aguas que bañan la península ibérica. «Esto no es algo raro», aclara Rubén del Campo, investigador de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Antes de Kirk fue Hermine y mucho antes Leslie y si se echa la vista más atrás Ophelia. Todos ellos han cogido «la autopista hacia Europa», señala Del Campo. Kirk llegó a la península como borrasca profunda, «aunque en su viaje fue un gran huracán», aclara el portavoz de la Aemet. En su paso por España dejó árboles caídos, carreteras cortadas, fachadas desprendidas e inundaciones. No es el primero que llega, ni tampoco el último.
Altas temperaturas
«¿Te acuerdas de Ophelia? ¿Y de Leslie? ¿Y de Hermine?», pregunta del Campo. «El primero era de categoría 3 y es el que más cerca estuvo de España a tan solo mil kilómetros», detalla. «El segundo nos tuvo en vilo a los meteorólogos hasta 48 horas antes de que tocara tierra porque no sabíamos dónde lo iba a hacer», explica. «Y el tercero se generó y tomó una ruta distinta a la habitual. Fue directo hacia las islas Canarias», rememora.
Desde Ophelia hasta Kirk han pasado poco más de siete años y algunos días. «No es extraño que un ciclón tropical coja esa carretera que los traen a España», argumenta el portavoz de la Aemet. Uno de los primeros que datan en las bases de datos meteorológicas de la península es Hortensia en 1984. «Lo que ocurre es que cada vez llegan con más frecuencia», apostilla Roberto Granda, meteorólogo en Eltiempo.es. «Y pierden esas características tropicales más cerca de nuestras costas», acota Del Campo.
Aunque hace falta estudiar un patrón más amplio en el tiempo para sacar conclusiones, los análisis satelitales van dando pistas mes a mes y año a año y Raquel Somavilla, investigadora del Centro Oceanográfico de Santander y experta en oceanografía física, acota más. «La temperatura de la superficie del mar tiene mucho que ver», destaca.
A fecha del 6 de octubre, esta según datos de Copernicus, era de 20,74 grados. «Esto es combustible para las tormentas», destaca Somavilla. «La anomalía es llamativa», añade. «Hemos llegado a puntos que no habíamos alcanzado antes y no sabemos cómo va a reaccionar el planeta», destaca Granda. «Lo que les da más energía es la superficie, que es una capa de mezcla, y liberan el calor fácilmente», apunta Somavilla. La cuestión es porqué está tan caliente esta zona. «Suele haber oscilaciones donde la temperatura varía», narra la investigadora. Sin embargo, «últimamente la subida se ve más en escalera; esto ya no es solo El Niño». Y es que como recuerda Granda, «estamos ya entrando en La Niña y las temperaturas no decaen». Hay algo más y es el calentamiento global. «Van a tardar mucho en volver a la normalidad», advierte la experta del Centro Oceanográfico de Santander. ¿Cuánto? «No lo sabemos», responde.
En los últimos meses, la temperatura media ha descendido unas décimas. «Una caída que está siendo tan pronunciada como esperábamos», detalla Granda. «No está a los niveles medios de 2023, pero es anormalmente alta», aclara la investigadora del Centro Oceanográfico de Santander.