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«Las personas sin hogar y sin salud mental son una emergencia en León»

Cáritas Diocesana prepara un recurso específico para este colectivo, para lo que pide coordinación con entidades especializadas y la administración pública

Acto de calle de Cáritas Diocesana de León con motivo del Día de las Personas sin Hogar. FERNANDO OTERO

León

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Más riesgo

Los precios de las habitaciones se han disparado de 190 a 310 euros al mes en León

El sinhogarismo aumenta en León. Cáritas Diocesana acompañó este año, hasta septiembre, a un total de 351 personas que carecen de un hogar digno. Son un 20% más que el año pasado en el mismo periodo. El riesgo de sinhogarismo también aumenta. El descontrol de los precios de los alquileres castiga a las personas con menos recursos.

La directora de Cáritas, Aurora Baza, subraya que «el precio de una habitación en León ha pasado de 190 a 310 euros», lo que hace inaccesible esta solución a personas que cobran poco más de 400 euros de renta garantizada de ciudadanía o Ingreso Mínimo Vital. La entidad ha pagado en lo que va de año un total de 45 habitaciones y 249 alquileres para paliar la situación de emergencias sobrevenidas.

Con motivo del Día de las Personas sin Hogar, que se celebra el 27 de octubre, la entidad leonesa se ha sumado a la campaña de Cáritas Española que bajo el lema «Caminemos Juntos» con un acto en la plaza de Regla con la participación de voluntariado y escolares.

Aurora Baza se mostró especialmente preocupada por la «emergencia social de las personas sin hogar y que tienen una enfermedad mental sin diagnosticar». «Estamos terminando una obra con la idea de abrir un recurso específico para este colectivo, para lo que precisamos coordinarnos con otras entidades y con las administraciones públicas», apuntó.

La problemática de las personas sin hogar y sin salud mental se está abordando en coordinación con el Equipo Comunitario de Atención Integral a pacientes con enfermedad mental de Sacyl. «Está funcionando bien, pero necesitamos un recurso específico», puntualizó.

La aparición de este nuevo perfil de sinhogarismo es «alarmante» para el responsable del Albergue Municipal del Transeúnte Luis Ángel Calderón. «Es necesario un protocolo para las personas sin hogar y con problemas de salud mental», señala Josefina Herrero de la Sociedad San Vicente de Paúl.

La labor de Cáritas Diocesana de León con las personas sin hogar se desarrolla en toda la Diócesis. De las 351 personas en situación de sinhogarismo atendidas en sus recursos hasta septiembre, un total de 279 personas que han sido acogidas en la sede

de Cáritas en León, 57 en el albergue de Cistierna y 66 en el albergue de La Robla.

La mayoría de las personas sin hogar que han acudido a los recursos de Cáritas son hombres (295) frente a un total de 56 mujeres. A lo largo del año pueden pasar por los tres centros de la entidad. Por edades, el tramo de más frecuencia del sinhogarismo se sitúa entre los 35-65 años.

Un total de 227 eran de nacionalidad española y 124 extranjeros. Las nacionalidades de procedencia de estas últimas fueron, dentro de la Unión Europea, Portugal, Italia, Francia, Rumanía. De África predominan las personas originarias de Senegal y Marruecos y de América se recibieron casos de Colombia, Cuba, República Dominicana y Venezuela.

Por lo general, las personas que sufren el sinhogarismo, «carecen de lazos familiares y muchas veces su situación está vinculada a problemas de toxicomanías y enfermedad mental no diagnosticada», comentó Aurora Baza. Los recursos son insuficientes.

El manifiesto leído en la plaza de Regla establece un paralelismo con el Camino de Santiago —«es largo y está lleno de obstáculos»— para invitar a la sociedad a «iniciar juntos el camino «para combatir el sinhogarismo».

Las personas que carecen de una vivienda digna se enfrentan a dificultades como el encarecimiento de los precios de los alquileres y las habitaciones, pero también a tortuosos trámites burocráticos para acceder a las ayudas. La falta de intimidad, las dificultades para acceder a un trabajo digno son «barreras que dificultan enormemente su plena integración en la sociedad», apunta Cáritas.