Dos generaciones de León entre fogones
La asociación Activos y Felices corona el mes de las personas mayores con un encuentro intergeneracional dirigido por el cocinero senior Emilio Rodríguez en la Escuela Juan Soñador
«Me gusta mucho cocinar», dice Daniela, una alumna de 2º de la ESO del IES Padre Isla. Pilar está «encantada». Son nieta y una abuela, una de las cinco parejas que comparten los fogones de la Escuela Juan Soñador en el taller intergeneracional organizado por la asociación Activos y Felices como colofón a las actividades del mes de octubre, «nuestro mes de las personas mayores», apunta Belén Aren.
Durante tres tardes, abuelas y abuelos y nietos y nietas, intercambian «la paciencia de los mayores» con la «energía» de la juventud en el primer encuentro intergeneracional Entre fogones con el que quieren acercar a dos generaciones tan distintas y distantes entre sí.
El agua hierve a borbotones en las flamantes cocinas de esta escuela que habitualmente forma a jóvenes en riesgo de exclusión social. Dos centros escolares, el IES Padre Isla y el Ceip San Claudio, se han sumado a la experiencia invitando al alumnado a participar. Las personas mayores vienen de sus propias familias y del plantel de Activos y Felices.
Preparan arroz a la cubana y macarrones gratinados. «Platos sencillos porque tenemos poco tiempo y para que les sirva de aprendizaje para sus vidas», comenta Emilio Rodríguez, cocinero con una larga vida laboral de más de treinta años –algunos en la Escuela Juan Soñador— y una jubilación activa como voluntario. «Empecé en Alzhéimer León y ahora lo traemos a Activos y Felices porque mayores y niños se complementan muy bien», comenta desde la pasión que siente por el oficio.
«El agua para la pasta viene a ser un litro por 100 gramos», indica a los participantes. También les enseña el truco para escurrir el aceite del chorizo porque son recetas saludables. En la segunda jornada experimentarán con los huevos (cocidos, revueltos y en tortilla) y como colofón harán un menú tipo cóctel en el que presentarán a alumnado de Juan Soñador y el gerente de Servicios Sociales el sándwich ‘Activos y Felices’ de tres pisos. Crema, tomate y salmón ligará simbólicamente a las dos generaciones que se citan entre fogones.
Si uno de los objetivos es que los jóvenes se enganchen a la cocina de la mano de los abuelos, algunos ya vienen con el camino empezado. Daniela Mayo ya ha hecho sus pinitos con las cookies de chocolate que hace con su hermano pequeño. Cuando oyó por la megafonía del instituto que se podía participar en el taller, se lo dijo a su madre. «Hace tiempo que buscaba algo así para hacer juntas, pero tenía que ser con abuelos». Se lo propuso a su abuela y a su tía abuela, pero ninguna se animó. «Me apunté yo por acompañarla y también porque me apetece aprender, que nunca me han dejado hacer nada», dice el abuelo Juvenal. Curiosamente este hombre trabajó de cuidador en el colegio menor Europa. «Aquí (en las cocinas) estaba el comedor», recuerda. «Vine de Cáceres en 1973 a estudiar Biológicas» y con la beca, que implicaba trabajar, pagó su trabajando. Una experiencia que sin duda servirá de aprendizaje a estos adolescentes. Daniela dice que tanto su padre como su madre cocinan muy bien, «mi padre hace unos arroces muy ricos», pero quería salir del ámbito familiar y «conocer a otras personas». Angelina es voluntaria y Ángela, alumna del Padre Isla. «Me vigila muy bien los fuegos», dice la mayor. Ángela también cocina a veces en casa y disfruta del intercambio.
Asier, de sexto de Primaria en San Claudio, se apuntó porque «me gusta cocinar» y su abuela Angelines es su pareja para este encuentro entre fogones.