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ENTREVISTA

Rafael Santandreu: "Una persona positiva sufre menos enfermedades"

El prestigioso psicólogo presenta en León su libro 'No hagas montañas de granos de arena (y todo son granos de arena)' de la mano del Teléfono de la Esperanza. La cita es a las 19.30 horas en el colegio Maristas San José

Retrato del psicólogo y escritor Rafael Santandreu.Xavier Torres-Bacchetta

León

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Rafael Santandreu, uno de los psicólogos más prestigiosos de España, llega a León de la mano del Teléfono de la Esperanza para presentar su libro No hagas montañas de granos de arena (y todo son granos de arena (Grijalbo). Este manual terapia cognitiva invita a una «nueva manera de pensar y ver el mundo, una filosofía de vida radical». Pero como todos los manuales, no se trata de una fórmula mágica: «Solo funcionará si te la aplicas al máximo», advierte el autor. El libro pretende ayudar a «reeducar la mente para la felicidad» para todas aquellas personas que no la tienen ya predispuesta «de fábrica». «La fortaleza emocional se puede aprender», sostiene Santandreu. «Eso sí, todos los días tendrás que zambullirte un rato en una marmita -como la de Obélix- para empaparte de estos principios, revisar tu diálogo interno, estudiar, visualizar y persistir durante meses». Sabe que algunas de sus propuestas generan rechazo, pero pide paciencia y defiende que hay ciencia en esta «magia». «Todas las ideas que aparecen en este libro han sido validadas: sabemos que funcionan, que nos cambian la mentalidad. No son ocurrencias espontáneas, sino bombas potentísimas cuidadosamente fabricadas», termina diciendo el terapeuta al final de la introducción. Desarrollar la fortaleza emocional es abrir la puerta a otra vida, más alegre y con menos enfado. El libro se presenta hoy a las 19.30 horas en el salón de actos del Colegio Maristas San José de León.

—¿Es demasiado ambicioso pensar que podemos reeducar la mente para ser felices?

—Más de mil estudios publicados en revistas científicas nos lo demuestran. Sin ir más lejos, en mi canal de Youtube publico cada semana un caso de transformación radical. Por ejemplo, personas que llevaban treinta años con ansiedad que han podido dejar todos los fármacos y están genial. Ellas mismas explican cómo lo han hecho. Ya tenemos más de 200 casos y subiendo. Y son solo una pequeñísima parte de los miles que hemos ayudado.

—¿Cómo hay que entrenar ese poder de la mente en positivo?

—La mente es muy plástica pero necesita entreno diario. Tendrás que cambiar el diálogo interno, lo que te dices a ti mismo constantemente. Luchar contracorriente de tu propia mente y cambiar el rumbo de tus pensamientos habituales.

—Póngame un ejemplo.

—Hace solo dos semanas, volaba con Iberia a México para hacer promoción de mi libro. En el aeropuerto, a las 11 de la noche, me dicen que me quitan en billete de business que me había comprado mi editorial. ¿La razón? Iberia hace overbooking y te pueden hacer pringar: ¡a turista! La empleada de Iberia empleó muy malas formas. En ese momento, tenía dos opciones: amargarme el viaje o minimizar las emociones negativas.

—¿Cómo lo hizo?

—Usé todos los argumentos posibles. Como acordarme de mi amigo Jaime que hace dos años perdió a su hijo. En aquel momento, hablamos mucho de la injusticia de la vida y de seguir adelante por el resto de la familia. Me comparé con él y me dije: «¡Rafael, no tienes derecho ni razones para quejarte así!» Tardé media hora de reflexión profunda pero al fin lo logré. Conseguí estar un pelín disgustado pero tranquilo. Es en esos momentos cuando se desarrolla la fortaleza emocional.

—Sin querer, ¿se usa con más frecuencia la fuerza mental en negativo?

—Eso es. Cada vez que nos permitimos caer en barrena con nuestro diálogo incendiario, nos estamos auto-educando para la neurosis. Tenemos que darnos cuenta de esa dinámica y cambiarla. Al principio, cuesta mucho esfuerzo, pero progresivamente notaremos grandes resultados.

—¿Qué efectos tiene sobre la salud?

—Unos efectos clarísimos y hasta cuantificados. Una persona positiva tiene menos enfermedades cardiovasculares, un sistema inmune mucho más fuerte e incluso envejece más lentamente.

—¿Qué evidencia científica hay detrás de todo lo que se llaman enfermedades psicosomáticas?

—La psicosomática son esas enfermedades que parecen orgánicas pero no lo son. Engañan a todo el mundo: hasta al médico novato. Hay varios estudios que cifran la psicosomática en un 30% de las dolencias que se ven en atención primaria: dolores de espalda, estómago, mareos, debilidad... En el libro cito a la neuróloga Suzanne O’ Sullivan, especialista en epilepsia. Ella está harta de ver presuntas epilepsias, personas que convulsionan de forma espectacular y pierden el conocimiento, pero que no tienen ningún problema físico, en realidad. Su mente está copiando esos síntomas.

—Ante una situación catastrófica, como la tragedia de la dana de Valencia. ¿Cómo enfocar la mente en positivo?

—Estos hechos pueden servirnos para calibrar nuestro sistema de valores. Para no exagerar las adversidades cotidianas. Cuando nos pongan una multa o un compañero nos diga algo desagradable, antes de cabrearnos como monos, preguntémonos: «¿Tengo derecho a quejarme tanto si me comparo con verdaderas desgracias?» ¿Qué es lo realmente importante en la vida?”

—Podemos no hacer montañas de granos de arena, pero ¿todo depende del individuo?

—No, pero cuanto más positivos podamos ser, mejor. Socialmente, hay muchas cosas por mejorar. Y siempre las habrá. Pero desde la amargura, la rabia y la depresión solo salen planes exagerados y tremendistas que, muchas veces, causan más problemas. Las guerras son un ejemplo de ello. Una mente más positiva es capaz de encontrar mejores soluciones.

—¿Cómo podría influir su libro en una mejora de lo público y lo colectivo?

—Cuanta más salud mental tengamos individualmente, mejor operaremos como grupo.

—«Nadie necesita a nadie (en concreto)». Esta es una frase de su libro que puede ser clave en terminar con el mito del amor romántico. ¿Se evitaría la violencia de género si tuviéramos claro esto?

—Cada vez que oigo canciones que dicen «sin ti yo muero, “sin ti yo soy nada», que son la mayoría, pienso: «¡Dios mío, vaya caldo de cultivo de la neurosis y la dependencia nociva!». En realidad, es mucho más bonito decir: «Te quiero, pero no te necesito nada». Es decir, amar libremente. Ser capaz de estar soltero y feliz. Escoger al otro tanto en cuanto contribuya a la felicidad mutua.

—¿Su libro revoluciona las relaciones de pareja?

—Propongo un método radical pero efectivo para mejorar las relaciones. Cada vez que haya una disensión, tirar una moneda y lo que salga, se hace. ¿Por qué? Para acostumbrarse a no imponer nuestra visión, nuestras soluciones, nuestra verdad. Ése es el cáncer de las relaciones de pareja: querer imponer al otro nuestro estilo de vida, sin negociar, sin debate real.