INFORME PRESENTADO EN LA COP29 QUE SE CELEBRA EN BAKÚ
Los países sólo atienden el 1% de las alertas por fugas de metano
Gobiernos y petroleras obvian los avisos de uno de lo gases de efecto invernadero
En 15 partes por mil millones (ppb), en 18, en 13 y en 10 ppb. Esta es la secuencia de crecimiento del metano en la atmósfera en los últimos años, así hasta alcanzar las 1931 partes por mil millones (ppb) de enero de 2024. Este gas, junto con el dióxido de carbono, es de los gases de efecto invernadero antropogénicos más importantes y ahora su concentración atmosférica es 2,6 veces superior a las de la época preindustrial, las más altas desde hace al menos 800.000 años, según varios estudios.
Desde 2021, el metano está presente en la agenda de las cumbres del clima. Las casi 200 partes presentes en Glasgow en la COP26 se juntaron para afirmar que «es hora de hacer frente a la amenaza invisible de la contaminación por metano». De esta cita nació un compromiso mundial al que se van adhiriendo países, pero las partículas de CH4 se siguen escapando.
El metano procede de fuentes naturales, como los humedales, y también de humanas o antropogénicas, como la agricultura, los combustibles fósiles y los vertederos. Incoloro e inodoro, este gas se pierde por el aire. La Agencia Internacional de la Energía estima que en 2021 perdimos más de 260.000 millones de metros cúbicos de este gas, parte en las quemas, pero también en operaciones de ventilación y en fugas.
Naciones Unidas a través del Observatorio Internacional de Emisiones de Metano ha puesto en marcha un sistema de vigilancia de este gas desde el espacio. ¿Su nombre? Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS). ¿Su función? Ayudar a reducir las emisiones de este gas en un 30% para 2030.
En tan solo 9 meses ha conseguido notificar a varios países hasta 1.225 fugas. La respuesta institucional es como el metano: invisible. Del millar de alertas del Mars solo el 1% ha sido respondida, afirma el Observatorio Internacional de Emisiones de Metano en un informe presentado este viernes en los pabellones de la COP29.
La cadena de producción del acero contribuye a aumentar la presencia en la atmósfera de este gas de efecto invernadero por el uso del carbón metalúrgico. «Es una de las principales fuentes de emisión de metano», recuerda el informe.