Cataluña, Madrid y Navarra son las comunidades donde mejor se vive

En su tercer estudio específico sobre la realidad social española, La Caixa traza los perfiles intangibles del bienestar a partir de criterios objetivos e indicadores mensurables. Computan factores como la renta y el empleo, la salud, los servicios sanitarios, el nivel educativo, la oferta cultura y de ocio, vivienda y equipamiento del hogar, seguridad, medioambiente y clima, entre otros. Combinados todos y en un baremo de uno a diez, Cataluña, Madrid y Navarra obtienen matrícula de honor. Les sigue Baleares con un 9 de nota, y el grupo de notables lo forman Cantabria, Comunidad Valenciana, País Vasco y La Rioja, todos con 8 puntos. En medio de la tabla, por encima del promedio, Aragón y Canarias, ambas con un 7; Castilla-León y Murcia se defienden con un 6; Asturias logra un aprobado, y entre las de peores cotas de bienestar, Extremadura y Galicia (4 ambas), y Andalucía y Castilla-La Mancha, con un 3. Por provincias se repite el esquema del anuario correspondiente al año 2002 con escasas variaciones. Las de mayor nivel de vida siguen siendo, por orden alfabético, Barcelona, Girona, Madrid y Navarra. Un año más, las aúpan «sus excelentes cualidades en renta, empleo, vivienda y equipamiento del hogar», y descuellan también en los índices de servicios sanitarios y nivel educativo. En el otro extremo, Cuenca, Huelva, Ourense y Zamora tienen los índices más bajos de bienestar debido, sobre todo, a su peor situación en servicios sanitarios, vivienda, nivel educativo y facilidades de ocio, aunque despunten -caso de Cuenca- en otros aspectos menos materiales considerados, como la salud, la convivencia y la participación social. Por si la aclaración era necesaria, el responsable del estudio, Josep Vicens, del Instituto Lawrence Klein de la Universidad Autónoma de Madrid, insistió durante su presentación ante los medios en que este ranking «no prejuzga los niveles de satisfacción y de felicidad subjetivos». Dicho de otro modo, que «tan feliz y tan cómodamente se puede vivir en un sitio como en otro», aunque las condiciones objetivas difieran. Más aun, abundó Vicens, dado que «las diferencias entre unos territorios y otros se han acortado con el paso del tiempo».