La Pasarela Gaudí de Barcelona apuesta en su penúltima y muy intensa jornada por una imagen más comecial, dejando aparte las tendencias meramente creativas, con gran variedad de diseños
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La penúltima jornada de la Pasarela Gaudí ofreció una imagen más comercial dejando un tanto al margen las apuestas meramente creativas. El día fue intenso y ofreció una gran variedad de diseños que fueron presenciados por menos público del que venía siendo habitual. Una jornada en la que los diseñadores reiteraron su rechazo a la guerra al incluir en los moños de las modelos mini pancartas con pegatinas con el símbolo de la paz. Yono Taola y Miriam Ponsa inauguraron la cuarta jornada de desfiles. Taola aprovecha su colección para rendir su particular tributo a la primera mitad del siglo veinte. Desde una perspectiva renovada y vanguardista, a través de cortes asimétricos y una investigación de patronaje que caracteriza la firma, la colección desprende feminidad. Taola innova introduciendo por primera vez en España los bordados a dos hilos bicolor. Miriam Ronsa también optó por una colección inspirada en la guerra industrial de principios del siglo XX. Ronsa ofrece prendas donde las costuras se desplazan a un lado. Los detalles, como los botones típicos de jeans, le dan un aire industrial y se mezclan con tejidos sastre masculinos. Ronsa utiliza lana, angora o piel. Los colores sobrios como el negro, gris y kaki, que definen una clara tendencia de la época, se combinan con el color gris del estampado. Jota Mas Ge, es decir, las diseñadoras vascas Juana Ruiz y Garbiñe Urdampilleta, presentaron una colección con recuerdos de los años 20 rodeados por el universo de los pájaros. Para ello utilizan tejidos arrugados, plisados, desestructurados, sobre bases de satén, terciopelo, gasas, encajes, panas y lycras. La colección se centra en el color negro con toques de dorados y rojos. Mercedes de Miguel también quiso aprovechar el pase de sus creaciones para mostrar su rechazo a la guerra. Después del desfile, cuatro de sus modelos lucieron estampadas en sus vestidos negros las palabras, escritas en rojo, «No a la guerra». Este fue el momento más aplaudido de sus diseños que fueron bien recibidos.