La crecida del río Ebro amenaza a los pueblos de la ribera zaragozana

La alerta por la avenida del Ebro, que ayer alcanzó más de 5,52 metros de altura y 2.748 metros cúbicos por segundo de caudal en Zaragoza, se ha traslado aguas abajo de la capital, mientras que el Ministerio de Medio Ambiente estudia ya la tramitación urgente de medidas compensatorias para las zonas afectadas por la riada. El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, compareció ayer en conferencia de prensa en Zaragoza para ofrecer los últimos datos en torno a esta avenida del Ebro, que calificó de «extraordinaria». El caudal, que podría llegar a los 2.800-3.000 metros cúbicos por segundo, se mantendrá en Zaragoza «durante un periodo importante de tiempo, dibujando una meseta», según Matas, para empezar después a descender, y en dos días y medio llegará al embalse de Mequinenza, donde previsiblemente podrá ser absorbida. En este pantano se ha procedido al desembalse de forma anticipada con el objetivo de soltar agua de forma escalonada, hacer un hueco para acoger la avenida y evitar así que se inunde Tortosa, que en estos casos, tradicionalmente, queda en parte anegada por el agua. Así pues, la alerta se prolonga ahora a los municipios ribereños aguas abajo de Zaragoza (El Burgo de Ebro, Fuentes de Ebro, Pina de Ebro y Gelsa), a los que se está prestando una «especial atención». En este sentido, el presidente de la CHE, José Vicente Lacasa, aseguró que, por ejemplo, las máquinas «ya están preparadas para actuar» en El Burgo y aunque la riada, en principio, no afectaría al municipio si las motas resisten la avenida, sí que podría anegar los campos de cultivo.