Diario de León

El donante, de raza negra, acudió con su mujer a la clínica que manipuló equivocadamente la fecundación

Un tribunal declara padre legal a un hombre cuyo semen se usó por error

El padre biológico, de raza negra, de unos gemelos nacidos en una familia blanca tras un error de manipulación en la fecundación in vitro, se

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Efe - LONDRES.

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El problema de este caso reside en que el esperma de un hombre negro fue utilizado por error para fertilizar los óvulos de una madre blanca, que él no conocía. El suceso, descubierto el pasado julio, cuestionó numerosos temas jurídicos sobre los derechos y deberes de cada una de las partes. Para aclarar este caso, que data del año 2001, hay que tener en cuenta cuatro personajes cuya identidad quieren proteger los tribunales: el «señor y la señora A», ambos blancos y con intención de tener hijos, y el «señor y la señora B», ambos negros y también deseosos de procrear. Por lamentable negligencia médica, el esperma del «señor B» fue utilizado para dejar embarazada a la «señora A», y ésta tuvo dos gemelos mulatos. Cuando la pareja blanca llegó al Hospital General de Leeds (Inglaterra) para dar a luz, ambos debieron llevarse la sorpresa de su vida al ver a dos bebés de rasgos claramente africanos. Según la ley británica de fertilización y embriología humana de 1990, el padre legal de un niño nacido por fecundación in vitro sería el marido de la madre biológica, siempre que éste dé su consentimiento. Pero el argumento de los abogados que han cuestionado la paternidad del «señor A» se apoya en que éste dio su consentimiento para que a su esposa le fuese inseminado su propio esperma y no el de cualquier otro hombre. La verdad que deben conocer La jueza del Tribunal Superior de Londres que ha llevado el caso, Elisabeth Butler, consideró ayer que no reconocer al «señor B» como el padre biológico de los gemelos supone «distorsionar una verdad que algún día (los niños) deberán conocer algún día». De cualquier forma, la pareja blanca conservará la custodia, según la decisión de Butler, quien opina que aunque los niños se miren al espejo y «tengan la certeza de que su padre no es el «señor A», se quedarán en su hogar, que es estable, seguro y donde reciben mucho cariño». En el caso de que el «señor A» quiera figurar legalmente como padre de los gemelos tendría, pues, siempre según el fallo judicial, que adoptarlos y es, de hecho, lo que intentará hacer el matrimonio, según su abogada defensora, Andrea Dyer. «La pareja -dijo Dyer- se siente afortunada de tener dos bebés preciosos y el «señor A» continuará tratándoles como a sus propios hijos».

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