Los diseñadores de la pasarela de París ven a la mujer de la próxima temporada vestida con colores oscuros, altos tacones, pantalones ajustados y abrigada con pieles como el ante y el cuero
Ultrafemenina y elegante
Después de la ultra-femenina silueta de Ungaro y de la mujer-hombre de Lagerfeld, José Enrique Oña Selfa presentó para Loewe una colección pret-a-porter otoño-invierno 2004 en la que demostró haber asimilado a la perfección la herencia de la firma. Oña Selfa, de 28 años, que se estrenó hace justo un año al frente de la dirección artística de Loewe, vistió a la mujer de la próxima temporada invernal de marrón oscuro, chocolate, ébano, arena y negro, con algunos -raros- detalles de color, y piel, mucha piel, de diferentes texturas. El pantalón estuvo omnipresente, ajustado y combinado con blusas, cazadoras y chalecos, cortos o largos y rectos, de estilo pastor pero en pieles de acento exhuberante, y también con jerseis de lana. Junto con el uso extremo y magistral de la piel, una de las características esenciales del Loewe del invierno del año 2004 será la visera, de cuero o ante, sobre un gorro de punto marrón muy ligero que recogerá el pelo. La colección de Giambatista Valli fue un paseo brillante por satenes, sedas, fallas y muselinas, de pantalones drapeados, abrigos de aviador y vestidos plisados asimétricos, sobre pantalones de tejidos suntuosos en los mismos tonos, ajustados como medias a las piernas. Sandalias y zapatos de muy alto tacón serán esenciales para esta temporada, siempre con la suela rojo sangre, visible apenas y casi única nota de color vivo de todo el desfile, orientado en grises, beiges, marfiles, rosas y burdeos degradados.