La tuberculosis se extiende por Rusia

A pesar de los esfuerzos internacionales y del Gobierno, la tuberculosis sigue diezmando las prisiones rusas y, transmitida a la población por los presos amnistiados, se convierte en grave amenaza para la población de Rusia. En el marco de las actividades del Día Mundial de la Tuberculosis celebrado esta semana, las autoridades rusas admitieron que a pesar de los logros de los últimos años esta enfermedad es uno de los problemas sociales más graves del país. Cada año, unas 130.000 personas enferman y otras 30.000 mueren de tuberculosis en Rusia, la mayoría de ellas en la cárcel, informó Natalia Antónova, directora de Programas Especiales del ministerio ruso de Sanidad. Mikko Vienonen, representante en Moscú de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aseguró que Rusia se encuentra en una lista de 22 países catalogados como más «desfavorables» en la lucha contra este mal. Según Kamíl Bajtiriarov, jefe adjunto de la Dirección Federal de Prisiones de Rusia, «el bacilo de Koch hace estragos entre los reclusos rusos por la falta de medicinas y la mala alimentación». Las estadísticas oficiales indican que en las prisiones rusas hay actualmente al menos 86.000 tuberculosos, que son atendidos en 36 hospitales y 56 prisiones especiales para presos afectados, bajo la tutela del Ministerio de Justicia ruso.