EL INFORME
La limitación del consumo de azúcar es uno de los aspectos más discutidos del informe y que había motivado ya antes de su publicación numerosas críticas por parte de la poderosa industria azucarera, especialmente en Estados Unidos, que aseguraba que la recomendación no tenía ninguna base científica. Las críticas fueron ayer rechazadas de forma contundente por Brundtland, quien defendió la validez del trabajo de los expertos y recordó que una recomendación similar ya figuraba desde hace años en diversos tratados científicos que demuestran estas informaciones que se proponen en el informe. El director general de la FAO, Jacques Diouf, lamentó como hoy en día, sólo una minoría de personas en el mundo consume las cantidades de frutas y hortalizas recomendadas en el documento, por lo que es necesario incrementar su producción y una mayor información de sus beneficios al consumidor. Diouf explicó que las recomendaciones del informe tendrán una gran repercusión sobre la producción agrícola y la industria alimentaria, así como en el comercio y los hábitos de consumo a nivel mundial. Brundtland concluyó asegurando que el estudio forma parte de un programa a largo plazo para defender la salud de las generaciones actuales y futuras de todo el mundo, que podría originar «uno de los cambios más positivos en la salud de la población que hayan tenido lugar hasta la fecha».