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Marco Romero - león
León

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«En planta muchas veces no sabes lo que hacer, te aburres, pero hoy ves a todos un poco más contentos». Jonathan, de 12 años, acude más o menos una vez al mes al Hospital de León para someterse a un tratamiento contra la leucemia. En cuanto habla se nota que no es la primera vez que pisa el centro ­-lleva ya dos años- y también que ha sabido canalizar su tiempo en el estudio, a juzgar por sus buenas notas en primero de ESO. Ayer fue un día especial para él y para el resto de pequeños hospitalizados. Lo fue porque Correos organizó para ellos un reparto de sonrisas, una fiesta que se lleva celebrando en diversos centros de toda España y de la que ya se han beneficiado alrededor de 7.000 niños. Esta acción está basada en la risoterapia, una especie de tratamiento terapéutico que ayuda a cambiar la situación anímica y mejorar la actitud de los niños y niñas ante su enfermedad. Tiene una base científica, cuya premisa viene a considerar que las emociones negativas favorecen la evolución de enfermedades graves. Se presupone que el optimismo y el humor amplían los efectos beneficiosos de los tratamientos médicos convencionales que siguen dentro del hospital. La fiesta estuvo animada por las compañías de artistas Las Pitustier y Teatro de la Sonrisa. Pañuelos que se convirtieron en paños menores, frases sin sentido y mucha espontaneidad ayudaron a convencer a los pequeños poco a poco de que se trataba de un día dedicado a ellos, a su felicidad. Terminaron la tarde a carcajadas. Y alguno de ellos a lloros, cuando se vio sorprendido por Juanín, Denis o Héctor, jugadores del Ademar, que acudieron a la cita, al igual que lo hicieron el linier leonés Rafael Guerrero y el ciclista Javier Pascual (I'Banesto.com). Cada uno de ellos entregó su camiseta para sortearla entre los niños y niñas que se vieron obligados a quedarse en planta durante las actuaciones, y a los que posteriormente visitaron en persona. Estos eventos festivos y los talleres de formación seguirán realizándose por la ONG de las Artes Payasos sin Fronteras. Entre otras iniciativas, el programa de Correos dirigido a la infancia también propicia un intercambio de cartas con dibujos, cuentos, adivinanzas, chistes o poesías entre alumnos de 55 centros escolares de la provincia y los niños ingresados. El objetivo que se persigue y se consigue es lograr estímulos que distraigan y divertan a los hospitalizados, sobre todo partiendo de que no existe mejor estímulo para un niño que el que recibe de otro niño. En las paredes del salón de actos del Hospital de León colgaban ayer docenas de misivas. Una de ellas, escrita por Bárbara Peris, una niña de doce años de Teruel, dice así: «Las velas se apagan, los sentimientos se olvidan, pero una amiga como tú ni se apaga ni tampoco se olvida».