Un buque escuela chileno que fue centro de tortura atracará enFerrol

La Armada chilena lo llama dama blanca. Las asociaciones de víctimas de la dictadura de Pinochet utilizan el apelativo de barco de la infamia. Para unos representa el orgullo nacional, para otros, la vergüenza. En los últimos años, la polémica suele acompañar en cada singladura al buque escuela Esmeralda, que fue utilizado como centro de tortura tras el golpe de Estado de 1973 en Chile. El bergantín inició un tumultuoso crucero de por varios países europeos, aunque las protestas le impedirán atracar en Holanda y en Suecia. Ferrol es el único puerto de la península Ibérica donde tiene previsto recalar, y lo hará en julio. Las investigaciones realizadas en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) apuntan a que en el Esmeralda fueron detenidas 110 personas en los días que siguieron al golpe militar. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación constituida en Chile añadió que los presos eran sometidos a «interrogatorios que, por regla general, incluían torturas y malos tratos», mientras las víctimas insistían en que su martirio consistía en prácticas como la descarga eléctrica en zonas sensibles, el chorro de agua salada a presión y el teléfono, un método que consiste en golpear simultáneamente sobre los dos oídos provocando fuertes dolores. El teniente Claudio Aguirre, jefe de comunicaciones del buque, explicó a un diario de Ecuador, país en el que hizo escala el velero antes de poner rumbo a Europa, que «nuestro ámbito de acción consiste en visitar países, en estrechar lazos de amistad». Y agregó para que no quedara duda que «hay cosas de hace mucho tiempo atrás que no vale la pena tocar». Efectivamente, el Chile de hoy no tiene nada que ver con el de hace 30 años y también son diametralmente opuestos los quehaceres de la tripulación del Esmeralda. Pero los familiares de aquéllas víctimas siguen pidiendo justicia. Patricia Woodward es una chileno-británica que reside en Madrid desde 1967. Su hermano, el sacerdote católico Miguel Woodward, simpatizante del malogrado presidente chileno Salvador Allende, fue uno de los pocos detenidos que encontraron la muerte a bordo del Esmeralda. Ella ha enviado cartas al ministro de Exteriores de Grecia, país que detenta la presidencia de la UE, así como a la Eurocámara. El puerto francés de Rouen será hoy la primera escala europea del Esmeralda. El miércoles, Amnistía Internacional lo recibirá con una protesta, que repetirá como una sombra allá donde vaya el velero. Para prevenir los disturbios, Holanda y Suecia sugirieron a Chile la posibilidad de variar su itinerario evitando dos escalas previstas en Delfzijl y Estocolmo. La Marina chilena aceptó, aunque de momento mantiene recaladas en Alemania, Reino Unido y una doble en España, con paradas en Ferrol, a finales de julio, y en Tenerife, a principios de agosto.