Contra el calor... un chapuzón

Después de un mes de infarto político y de mercurios disparados, los leoneses pudieron, por fin, disipar los calores y las tensiones bajo agua. Las primeras zambullidas, que prologan la llegada del verano, atrajeron a más de un millar de bañistas a las tres piscinas municipales. Las armas se repiten: crema, toalla, chanclas, gorro, traje de baño y todo tipo de lecturas para espanzurrarse al sol y soñar con las vacaciones. Un sueño feliz que se interrumpió por la tarde con la pesadilla de una posible tormenta. Los nubarrones restaron público a las instalaciones deportivas en su primer día de apertura, pero los intrépidos que se aferraron a estas playas urbanas de agua clorada, en un intento de retrasar la llegada del lunes, pudieron disfrutar de un césped a estrenar, un agua a 23 grados y cafeterías repletas de bocadillos, menús, bebidas y helados. El encargado de las instalaciones de Saénz de Miera, José Pertejo, reconocía que «la gente tiene ganas de piscina» y que «parece que es imperativo acudir a bañarse después del intenso calor que hemos soportado los últimos días». La entrada se mantiene en los ochenta céntimos para niños y el euro cuarenta para adultos. Este complejo municipal ha reformado todo el sistema depurativo «para que el usuario goce de la mejor calidad del agua», precisa. Aunque el clima leonés es cambiante y algunas noches el termómetro del agua desciende a 15 grados, el promedio que espera cada piscina municipal es de 800 personas diarias. Un centenar de empleados vigilan que todo esté a punto en Saénz de Miera, el Hispánico y La Palomera. Ya saben, las puertas están abiertas hasta el 15 de septiembre.