La especie la integraban sólo 2.000 individuos, lo que explicaría la similitud genética de la humanidad
El ser humano estuvo al borde de la extinción hace 70.000 años
La crisis de población coincidió con las primeras migraciones desde África
Seis mil millones de personas que habitan la Tierra están en el mundo de casualidad. Hace 70.000 años la humanidad se situó al borde de la extinción con un exiguo censo de 2.000 individuos que finalmente consiguieron remontar la crisis y transmitir su herencia genética al hombre actual. Marcus Feldman, genetista de la Universidad de Stanford, ha dirigido una investigación que aparece publicada en el número de mayo de la revista American Journal of Human Genetics en la que se desarrolla la teoría de que los primeros hombres que abandonaron África lo hicieron coincidiendo con la grave crisis poblacional que amenazaba la supervivencia de la especie. «Esta estimación no excluye la presencia de otras poblaciones de Homo sapiens sapiens -el hombre moderno- en África, aunque sugiere que estaban aisladas de forma que todos los seres humanos descenderían de un grupo muy reducido», ase-gura Feldman. Este exiguo censo de antepasados explicaría por qué los seres humanos somos genéticamente tan parecidos, una coincidencia que no se da en otros parientes como los monos. La investigación de Feldman es coherente con la teoría del out of Africa , aceptada por la mayoría de los evolucionistas y según la cual los primeros homo sapiens partieron del África subsahariana y fueron ocupando el resto del mundo mediante migraciones encadenadas hacia Oriente Medio, Europa, Asia, Oceanía y América. La rama más antigua El ADN, en el que aparece recogida la herencia genética de cada ser humano, es el hilo del que han tirado los investigadores para dar con el origen de la humanidad. Así, el equipo de Feldman ha dado con la que probablemente se trate de la rama más antigua del hombre moderno, representada por dos tribus de cazadores recolectores que todavía habitan en África, los pigmeos Mbuti, radicados en la cuenca del Congo, y los Koishan, que viven entre Botswana y Namibia. La teoría del declive poblacional que estuvo a punto de hacer sucumbir a la especie humana no es nueva, aunque Feldman la refuerza con una investigación genética y la precisa cifrando en 2.000 el número de individuos.