La reina de Inglaterra, Isabel II, y su marido, el duque de Edimburgo, son dos de los incondicionales asiduos de este evento social.
Nadie acude a las carreras sin cubrir su cabeza con un diseño exclusivo.
Más que sombreros, muchos de los modelos que lucen las asistentes al avento son obras de arte que dejan a un lado la comodidad y la funcionalidad para ofrecer espectáculo.
Sophie, la esposa del Príncipe Eduardo, llegó a Ascot con una sencilla pamela.
Zara Philips, nieta de la reina de Inglaterra, acudió acompañada por su novio Richard Johnson.
Una florida creación, muy acorde con la época del año en la que se celebran las carreras.
La comodida, y mucho menos la discreción, no tiene lugar en muchas de las creaciones.
Las carreras de Ascot han pasado de ser un encuentro deportivo a convertirse en el acontecimiento social más importante de Inglaterra.