Hacen falta muchos Lulas

EN MEDIO de tanta miseria política y económica, llega la maravillosa noticia de la concesión del premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por su lucha contra el hambre y por la justicia. Hace seis meses escasos que tomó posesión de su cargo y en este breve espacio de tiempo ya ha acreditado que es capaz de llevar a la práctica aquel ilusionante programa de reforma real de su país y de conversión de la política en un instrumento certero para el cambio social . Lula se ha convertido también en un símbolo para América Latina y podría decirse que para el resto del mundo. Su responsabilidad es demostrar que las tesis neoliberales ni son un dogma ni son la receta más eficaz para lograr el bienestar del planeta, pues solamente conducen a ensanchar cada vez más el abismo que separa a los ricos de los pobres. Me pregunto cómo es posible que habiendo en el mundo políticos como Lula, las gentes prefieran a gentuza como la que gobierna en muchos otros países.