Las retamas

Se trata de un amplio grupo de arbustos de mediano tamaño, rápido crecimiento, resistentes y muy ramificados. Las ramas suelen ser largas, delgadas y fuertes, a veces con aspecto de látigo y verdes todo el año. Las hojas son caducas y diminutas y, a partir de mayo, la planta se cubre de abundantes flores, generalmente amarillas, aunque existen variedades de jardinería con distintos tonos y algunas especies son bicolores. Las retamas crecen en cualquier tipo de suelo aunque prefieren los pobres y arenosos, siempre a pleno sol. Después de la floración se pueden podar los tallos que hayan estado floridos, pero respetando siempre el leño viejo. Se aconseja que su inclusión en los jardines vaya acompañada de otros arbustos y plantas vivaces para resaltar el efecto de sus flores amarillas con el follaje verde del resto. Es frecuente encontrar retamas en tramos de autovías, siendo utilizadas en este caso como pantallas acústicas. Se reproducen por esquejes o semillas, que deben ser plantadas en una cajonera. Existen tres géneros: Cytisus, Genista y Spartium. Dentro del primero destacan C. decumbens, de porte muy bajo y flores amarillas; C. scoparius, que alcanza los 2 metros de altura, con flores de color amarillo-vivo, aunque hay variedades de color rojo carmesí y rojo fuerte; C. praecox, variedad «Allgold» de porte similar y con las flores de color amarillo pálido y, C. albus, con la floración de color blanco. Dentro del género Genista, la talla varía entre los 0,3 y los 3,6 metros, dependiendo de la variedad. La especie G. hispanica (aulaga) tiene las ramas espinosas y aspecto globoso; G. lydia, es del mismo porte y sus arqueadas ramas se cubren de flores de color amarillo dorado; G. aetnensis, la retama del Etna, supera los 3 metros, es muy espectacular cuando está florida pero es poco resistente, mientras que G. tinctoria (retama de los tintoreros), es utilizada para teñir de amarillo o verde los tejidos.