Diario de León

Siete años después de lanzarlo, Renault se propone mantener el liderato entre los monovolúmenes

El Mégane Scénic, más habitable desde ahora, cambia todo... menos el nombre

Cinco motores, tres gasolina y dos diesel, interiorismo más ergonómico y veinte versiones

Aspecto general del interior, donde la luz y el espacio son protagonistas

Aspecto general del interior, donde la luz y el espacio son protagonistas

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Javier Fernández Zardón - león
León

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En septiembre de 1996 Renault revolucionaba, y hasta creaba, el panorama de los llamados monovolúmenes compactos; un segmento prácticamente desconocido entonces, se diría testimonial en la época. Siete años después, el rombo, de la mano de la segunda generación Mégane Scénic pretende -y a fe que puede lograrlo- seguir manteniendo el incontestable liderato que viene ostentando desde el lanzamiento de la primera generación de este monovolumen compacto, con más de dos millones de ventas en su haber de matriculaciones y con hasta el 10% del mercado total en nuestro país. La también reciente revitalización de la generalidad de gama Mégane, ha traído lo propio en el Scénic. Una renovación que no se presumía fácil y que, visto lo visto, podría decirse que le ha salido redonda a un fabricante bien acostumbrado a bandearse con autoridad en el campo de los modelos de inspiración tan práctica como familiar: 23 combinaciones de motorización y acabado y cinco motores (tres gasolina y dos gasóleos) convierten al Scénic en una de las más versátiles que puedan encontrarse en el panorama automovilístico español y europeo. Eso, por no hablar de otra motorización diesel de cien caballos prevista para finales de año y de otra carrocería con capacidad para siete plazas (Grand Scénic) que Renault pondrá en el mercado en la primavera. Cambia todo... menos el nombre, en una suerte de operación identificativa usuario/producto a la que se suman últimamente la mayoría de fabricantes generalistas, el nuevo Scénic toma sus rasgos estéticos de los que adornan al Mégane; es decir, un frontal perfectamente identificable y una zaga de luneta abombada (insolidaria en su apertura con la totalidad del portón) muy del gusto del fabricante y, desde luego, en total consonancia con los trazos maestros de sus demás hermanos de gama. Lo del interiorismo ya es otro cantar. El nuevo Scénic juega, hasta lo inimaginable, con la versatilidad de sus cinco plazas; ofrece multitud de huecos portaobjetos (se diría un verdadero gruyère) y -sólo un ejemplo- la palanca de cambios se sitúa ahora en una posición totalmente monovolumen, sobre el salpicadero. Por no hablar de una también novedosa guantera central deslizante, que se aloja entre los dos asientos delanteros y que se desbloquea por medio de un mecanismo eléctrico. La nueva postura de conducción y el comportamiento dinámico resultan ser las dos definitivas guindas con las que rombo adorna a este nuevo Scénic, que se beneficia de una dirección electrohidráulica y de unos frenos revisados al alza. La posibilidad opcional de montar uno de los sistemas ASR y ESP más avanzados que puedan encontrarse en el mercado, es un punto más a sumar entre las bondades del recién llegado. En cuanto a las cotas del nuevo Scénic, apuntar que esta segunda generación del monovolumen compacto ha crecido 22 milímetros en anchura interior, 26 en altura y 70 litros para el maletero, que alcanza 1.510 litros con los asientos plegados y hasta los 1.840 litros con ellos totalmente desmontados.

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