La danza hace la unión

Un buen número de personas participaron anoche en la fiesta popular de danzas del mundo, que por séptimo año se desarrolla dentro del programa de fiestas de San Juan y San Pedro con el objetivo de recuperar el sentido ancestral de la fiesta, reunirse para bailar. Una selección de danzas griegas y hebreas, de carácter tranquilo y con un cierto componente mágico, fueron las protagonistas de los movimientos que durante alrededor de hora y media realizaron espectadores y paseantes en la plaza de la Catedral. Acompañados de un potente equipo de música, varios círculos formados por los participantes giraron y se movieron acompasadamente, con una serie de sencillos pasos que eran aprendidos con rapidez por los espectadores, que poco a poco se fueron uniendo a esta gran cadena. La fiesta popular de danzas del mundo se ha convertido ya en un clásico dentro de las fiestas de León, y se basa en el principio de las danzas del movimiento continuo. Con un poco de atención, los espectadores pueden integrarse rápidamente en el espectáculo. La actividad está dirigida por Martín Castaño, especialista en técnicas de comunicación, y que ofrece sus enseñanzas en conservatorios y centros de educación primaria; así como en todos aquellos ámbitos que requieran de aprendizaje en lenguajes expresivos. También ha sido miembro de Payasos Sin Fronteras. Castaño destaca: «En realidad esta es la única fiesta participativa, se remonta al sentido más espiritual de la fiesta, el encuentro con otras personas para celebrar y bailar. Y se hace en círculos, para que la participación sea común». En los últimos años, al igual que ocurrió anoche, a eso de la caída del sol se reúnen entre seiscientas y ochocientas personas para poner su granito de arena en esta manera ancestral, pero de alguna forma también novedosa, de unirse en los festejos. Cuatro colaboradores dieron anoche los primeros pasos, junto a Martín Castaño, para iniciar la «enseñanza» del baile que se ejecutaría después en conjunto. Primero sin música, y luego con las sugerentes melodías griegas y hebreas elegidas para la ocasión, a estos primeros danzantes se fueron uniendo otros, y luego otros más. Así hasta formar varios círculos de danza común. «Este tipo de fiestas son tan antiguas como la humanidad, los hombres siempre se han reunido para bailar. Sólo que las programaciones actuales no tienen en cuenta esta clase de participación», apunta Castaño. Anoche, una vez más (y van siete), cientos de leoneses recuperaron este sentido tradicional y participativo. Danzaron juntos.