La mitad de los hombres que padecen disfunción eréctil lo mantienen oculto

La comunicación de la pareja es fundamental para enfrentar la disfunción eréctil», advirtió Ann Tailor, directora de la Alianza Europea de Disfunción Sexual, en un seminario sobre el tema celebrado en París. Un problema rodeado de prejuicios y malentendidos -todavía pesa como una losa el viejo término de impotencia- que sólo dejan ver la punta del iceberg, el 15% de varones que lo padece, y que relega al sufrimiento en silencio y a la convivencia en desamor algo que cada día tiene más sencillas, seguras y eficaces soluciones médicas. El 85% de los casos puede tratarse con simples pastillas. «Suelen pasar dos o tres años hasta que el hombre encuentra valor para hablar de ello», añadió Taylor a raíz del testimonio de Keith, un paciente que desarrolló el problema por su diabetes y que confesó que «tardé tres años, cuando ya estaba al borde de la desesperación». Sólo entonces, remachó, «estuve en condiciones de volver a casa y hablar con mi esposa. Y ella se sintió feliz de poner las cartas sobre la mesa y me dio su apoyo al cien por cien». Drama íntimo La experta subrayó la moraleja: «La cónyuge normalmente da su apoyo y acompaña en la búsqueda de una solución; incluso pueden ir juntos al médico». De hecho, remarcó, «el mayor problema es que los hombres no hablan» y se auto encierran en una espiral de comportamientos inhabituales: dejan de ir a la cama a la misma hora que su pareja; se buscan excusas para acostarse cuando ya está dormida; empiezan a esquivar los besos, caricias y casi cualquier contacto físico, por 'miedo' a llegar a la antesala del acto sexual y no responder adecuadamente.... En suma, apostilló Taylor, «la intimidad de las relaciones se derrumba». Pero no acaba ahí el drama personal. Porque si el afectado siente un fuerte estrés emocional, también lo sufre la pareja, a quien se le pasan por la cabeza interrogantes casi inevitables: «¿Será que tiene otra mujer, será culpa mía, qué puedo hacer?». La propia experta ha conocido casos de «mujeres que han adelgazado, que se han cambiado de peinado, que se han sometido incluso a cirugía plástica, pero a menos que se hable, el problema persistirá». La comunicación también es fundamental para hacer un retrato fidedigno de situación que mejore las estimaciones disponibles, que en 1995 cifraban la incidencia mundial en 152 millones de casos (30 millones en Europa, dos millones en España) y vaticinaban un fuerte aumento (hasta 322 millones en el planeta y 45 millones en nuestro continente) para 2025, en buena parte debido al envejecimiento poblacional. La probabilidad de desarrollar una disfunción eréctil completa (episodios aislados los puede sufrir la mitad de los varones con más de 40 años) se triplica entre los 40 y 70 años, cuando pasa de un 5% a un 15%. En realidad, la mayor dificultad para abordar la disfunción eréctil es el propio muro de silencio de los afectados: sólo el 51% de quienes admitieron no poder alcanzar o mantener un erección suficiente para el acto sexual lo hablaron con su médico. En España la cifra señalada por los especialistas es aún más baja: sólo acude a la consulta el 15%, y su edad media supera los 50 años.