AI lleva ante el juez a soldados británicos por violar a 650 kenianas
El espeluznante caso de más de sescientas cincuenta mujeres kenianas que, presuntamente, fueron violadas por soldados británicos durante tres décadas llega por fin a la justicia gracias al esfuerzo de Amnistía Internacional (AI) y una firma legal del Reino Unido. De 1965 a 2001, tropas británicas en labores de entrenamiento en Kenia violaron sistemáticamente, y por diversión, a cientos, tal vez miles de mujeres de ese país, sin que, según los investigadores, los Gobiernos británico y keniano hicieran nada para impedirlo. La secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, exigió hoy al Ejecutivo de Tony Blair que autorice una investigación «civil e independiente» para identificar a los culpables de esta aberración y que paguen las consecuencias. Según Khan, la investigación que la Policía militar británica lleva a cabo sobre el terreno desde abril es inútil, ya que «se concentra en verificar las denuncias cuando lo que deberían hacer es escuchar el testimonio de las víctimas». Se proyectó un vídeo en el que una keniana relata cómo su vida «se terminó» tras la violación, y quizás también la de su hijo, un pequeño de piel clara «con el que nadie quiere jugar». AI presionará al Gobierno para que promueva una investigación criminal. Según las pesquisas de AI, que hoy presentó su informe, y de los abogados, los soldados británicos salían «a cazar mujeres», de forma premeditada, cuando éstas iban a recoger leña, a lavar la ropa en el río o a buscar agua. «Eran verdaderas emboscadas, a menudo de varios hombres a la vez como si de octubre a abril, se abriera la temporada de caza...». De octubre a abril es el período que pasan en Kenia cada año unos dos mil soldados británicos para hacer prácticas de tiro y probar su armamento. Otra prueba de las violaciones es la propia existencia de unos cuarenta niños mulatos en las áreas por donde pasaron las tropas. En julio de 2002, el ministerio de Defensa accedió a pagar siete millones de dólares de indemnización por las más de doscientas cincuenta personas que resultaron muertas o mutiladas a consecuencia de las explosiones de bombas abandonadas.