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De los 125.000 kilómetros de vías pecuarias en España, 35.000 pasan por Castilla y León

Las vías pecuarias contarán con protección por ley estatal La futura Ley

La Consejería de Medio Ambiente ultima una normativa para su gestión

Publicado por
Miguel J. Tré - león
León

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La distinta productividad entre los pastos del norte y sur peninsular supuso el nacimiento de la trashumancia a través de las vías pecuarias (cañadas, cordeles y veredas) dando lugar a la red viaria ordenada más antigua de España. Estos caminos se abrieron en la Edad Media cuando se creó La Mesta, una institución que agrupaba a los ganaderos y supuso la expansión de la excelente lana procedente de las ovejas merinas. Pero su desaparición en el siglo XIX, por la decadencia de la ganadería extensiva, la presencia del ferrocarril y los cambios en los usos ganaderos llevó consigo su total abandono. No obstante, todavía se mueven por estos viejos caminos un millón de cabezas de ganado y podrían ser más, según afirman los expertos, si no existieran tantos obstáculos, con lo que a la importancia ecológica que tiene el aprovechamiento de los pastizales podría añadirse la obtención de carne de ovino con sello de calidad europeo. Aunque en los últimos años se están realizando intentos de sensibilización e información a la población sobre su importancia socioeconómica y cultural, el progresivo abandono de las vías pecuarias ha provocado su deterioro y la pérdida definitiva de unos 40.000 Km. ocupados por embalses, carreteras, puentes o urbanizaciones. Una carrera de obstáculos Se trata de una amplia red de 125.000 kilómetros de los que 5.700 corresponden al trazado de las nueve Cañadas Reales de la Mesta (la Plata, Leonesa Occidental, Leonesa Oriental, Segoviana, Soriana Occidental, Soriana Oriental, Burgalesa, Conquense y Reino de Valencia), mientras que el resto pertenece a los cordeles, veredas, coladas y descansaderos que completan la red. Seis de ellas discurren por Castilla y León, con una longitud de 34.638 Km., cuya competencia corresponde a la Consejería de Medio Ambiente que ultima un anteproyecto de Ley para su correcta gestión. Se está elaborando un inventario para conocer la situación actual de estos terrenos, lo que supone un gran esfuerzo debido al elevado número de municipios y a la falta de un inventario de las posibles intrusiones, ocupaciones y otro tipo de atentados contra este dominio público, salvo estudios en tramos concretos. Hasta el momento se ha clasificado cerca del 70%, siendo las provincias de Palencia, Segovia y Valladolid las que están más avanzadas. En cuanto a las agresiones sufridas por la red, además de las infraestructuras de comunicaciones existen escombreras, graveras, vertederos, depósitos de agua, frontones, edificios públicos, vallado de fincas o tendidos eléctricos y telefónicos. Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente tiene previsto recuperar en los próximos años 3.000 kilómetros de la red nacional y ya se ha firmado un convenio entre ambas administraciones para mejorar la Soriana Occidental en el tramo entre Villacastín y Ayllón (145 kilómetros), que consistirá principalmente en trabajos de deslinde, amojonamiento y señalización. El anteproyecto desarrolla la ley estatal de 1995 e incluye entre sus novedades clasificar a las vías pecuarias como suelo rústico con protección natural, lo que evitará que en el futuro puedan ser urbanizadas y, además, serán excluidas del proceso de concentración parcelaria. La futura ley impide su enajenación porque las que no sean adecuadas para los usos propios de las mismas pasarán a ser bienes patrimoniales de la Comunidad y se considerarán de interés especial por su valor natural o cultural. Entre los objetivos que se contemplan está asegurar la conservación, tanto de las vías pecuarias como de los elementos históricos y ambientales relacionados con ellas; fomentar su biodiversidad, el intercambio genético de flora y fauna y la movilidad territorial de las especies animales, así como preservar las razas autóctonas y el aprovechamiento de los pastizales. Una vez rehabilitadas, deberán ponerse en valor y convertirse en ejes culturales y naturales, generadores de riqueza en las zonas por las que discurren. Para ello, se pretende promover actividades medioambientales (senderismo, cicloturismo o excursiones a caballo), sociales y culturales, que sean compatibles con las vías pecuarias y puedan satisfacer la creciente demanda de los ciudadanos por el ocio al aire libre. Su gran extensión hará imposible que la totalidad de la red sea conservada en su totalidad. No obstante, aunque la desaparición de la trashumancia ha supuesto mejorar la calidad de vida de los ganaderos, olvidar estos itinerarios pondría de relieve la pérdida de una de nuestras señas culturales más profundas y una pieza clave para entender la historia.