| Crónica | Investigación farmacéutica |
Medicinas para los olvidados
Prestigiosos institutos de investigaciones médicas de distintos países constituyeron ayer en Ginebra una nueva organización para desarrollar medicinas contra las enfermedades de los países pobres, que matan a millones de personas todos los años y a las que apenas presta atención la gran industria farmacéutica. Colaboran en ese proyecto sin fines lucrativos el Instituto Pasteur, de París, el Consejo Indio de Investigaciones Médicas, el Instituto de Investigaciones Médicas de Kenia, la fundación brasileña Oswaldo Cruz, el ministerio de la Salud de Malasia y la ONG Médicos sin Fronteras. Todas ellas cooperarán estrechamente con el programa especial del Banco Mundial, el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas y la OMS para la Investigación y la Formación en Enfermedades Tropicales. Sólo un diez por ciento de los esfuerzos investigadores que se realizan en todo el mundo se dedican a las enfermedades de los países pobres pese a que éstas representan al 90 por ciento de la morbilidad global. La nueva organización, bautizada en inglés DNDI (Drugs for Neglected Diseases Initiative o Iniciativa a favor de las Medicinas para tratar las Enfermedades «Olvidadas»), proyecta dedicar unos 250 millones de dólares en una docena de años para desarrollar nuevas medicinas capaces de combatir la enfermedad del sueño, la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas. Sólo esas tres enfermedades amenazan la salud de trescientos cincuenta millones de personas cada año. Al cabo de esa primera etapa de doce años, DNDI habrá registrado, según se espera, seis o siete medicinas eficaces contra enfermedades endémicas y tendrá otros ocho proyectos en fase de investigación y desarrollo. Para aumentar las posibilidades de éxito, la organización desarrollará fármacos a partir de otros ya existentes además de financiar y coordinar la investigación para identificar nuevas substancias químicas con las que desarrollar nuevos fármacos. En la etapa preparatoria, durante los meses pasados, DNDI ha identificado un número de proyectos de desarrollo de nuevas drogas que resultan prometedores. Por otro lado, el pasado febrero hizo un llamamiento a la comunidad científica internacional en el que solicitaba cartas de interés. «La respuesta ha sido abrumadora: se han presentado se sesenta y una ideas de posibles proyectos, lo que demuestra que hay un terreno ahí sin explotar», afirmó ayer aquí el doctor Yves Champey. «Lo que falta es la estructura para canalizar esas ideas hasta su completa realización, y eso es lo que proporciona nuestra iniciativa, que utilizará la capacidad y la experiencia farmacológica existentes en los países afectados», agregó. DNDI será la primera organización no lucrativa centrada en las enfermedades que hacen estragos, sobre todo, en el mundo en desarrollo. Actuará al margen de las estructuras del mercado, es decir sin tener como único objetivo la búsqueda del beneficio económico, señalan sus impulsores, que tratan de animar al sector público a asumir mayor responsabilidad en la lucha contra las enfermedades olvidadas de los países pobres. La organización tratará de poner principalmente su acento no en el potencial de rentabilidad de los fármacos que desarrollen sino en la necesidad que haya de ellos para combatir las enfermedades y tratará de concienciar a todo el mundo de la necesidad de esa lucha.