Un alcalde de la democracia

Silvestre Cascallana ha venido siendo el alcalde de Cubillas de los Oteros durante los últimos 24 años. Es el «regidor de la democracia» de este municipio de 208 habitantes, en el que el pasado el pasado 25 de mayo las urnas volvieron a darle la mayoría absoluta. Como si de fútbol se tratara, ganó por cinco a cero. Con 70 años, se mantiene tan luchador como el primer día, con proyectos e ilusiones para desarrollar en los próximos cuatro años. En 1979, con las primeras elecciones municipales democráticas, Silvestre Cascallana, tomaba, respaldado por mayoría absoluta, el bastón de mando de la alcaldía de Cubillas de los Oteros. El pasado 25 de mayo, las urnas le otorgaban de nuevo la confianza, con un sorprendente «5-0», cumpliéndose así seis legislaturas ininterrumpidas al frente de la alcaldía de este pequeño pueblo situado a la Vega del Esla, 24 largos años, toda una vida dedicada al pueblo que le ha visto nacer y crecer. Silvestre Cascallana tenía 46 cuando fue nombrado por primera vez alcalde. Cuenta que los tiempos han cambiado, y recuerda, con tristeza, como hace 24 años los niños corrían por las calles de Cubillas, había jóvenes con futuro. Hoy, apenas hay niños: «Sólo quedamos los más mayores. En 1979 había más de 300 personas censadas, hoy apenas llegamos a 200; el Ayuntamiento tenía siete concejales y ahora ya sólo cinco: a saber que pasará en el futuro», lamenta. Agricultor de profesión, hoy disfruta de una merecida jubilación y anhela dotar de servicios a sus vecinos. Como él, la mayoría esta jubilada o a punto de hacerlo: «Mi deseo como alcalde y persona es poder hacer una pequeña residencia, o centro de día, para que los mayores podamos seguir viviendo aquí. Es muy triste tener que dejar el pueblo en el que has vivido siempre cuando más mayor eres». Aunque siempre se ha presentado a las elecciones bajo las siglas del PSOE, y mantiene desde hace años una buena amistad con el secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, nunca ha estado afiliado. «Las siete veces que me he presentado lo he hecho por el Partido Socialista, pero siempre me ha gustado mantener mi independencia» comenta Cascallana. Durante todos estos años Silvestre recuerda anécdotas, y casi todas las experiencias las considera positivas. «Casi todos los momentos que recuerdo son buenos, he luchado todo lo que he podido por mi pueblo, y te aseguro que ha sido mucho, porque no siempre obtienes las ayudas necesarias; y hay que llamar a muchas puertas para que te escuchen: he trabajado siempre por el pueblo y para el pueblo», explica. Ese es el secreto de su éxito. Con éste serán siete mandatos en el ayuntamiento, con el trabajo diario con los vecinos, estar pendiente de las pequeñas cosas que suceden y buscar soluciones, escuchando y respetando todas las opiniones. «En esta ocasión no va ha haber oposición, pero cuando la ha habido, siempre les he escuchado: la tolerancia y el respeto es la base de la democracia», sentencia este veterano político. El 28 de Junio se celebraron las fiestas del pueblo, un acontecimiento que permite que se reunan todos los vecinos, y aquellos que están lejos regresen «a casa» por unos días. Por eso se aprovechó para inaugurar el nuevo frontón, «que servirá para disfrute de los jóvenes durante todo el año». En mente, él y el resto de su corporación, tienen proyectos para ejecutar en los próximos cuatro años: un nuevo consultorio médico, la reforma del consistorio o una amplia sala de reuniones para hacer actividades culturales. Silvestre Cascallana, que compartía su infancia con otros 90 niños la escuela del pueblo, recuerda con nostalgia aquellos tiempos, pero asume esta época «con valentía». Desea seguir luchando y trabajando por su pueblo. Eso sí, ante la pregunta de si volvería a presentarse en los próximos comicios del 2007, sonríe y niega con la cabeza: «Hay que dar paso a los más jóvenes».