Las obstrucciones intestinales por la ingestión de pelo pueden llegar a ser mortales
El gusto por la higiene puede jugarle una mala pasada a nuestro gato
Los gatos se comen su propio pelo lo que puede ocasionarles serios problemas intestinales
El gato es un animal de naturaleza extremadamente limpia. La necesidad de que sus posibles presas no detecten su olor le ha hecho desarrollar unos hábitos muy pulcros a lo largo de su evolución, que mantienen aún cuando la mayoría de los gatos domésticos no necesitan cazar para alimentarse. Un gato adulto dedica una gran parte del tiempo que pasa despierto a atusarse. Para ello utiliza la lengua a modo de peine, pues posee unas espículas córneas que facilitan esa labor. Pero la dirección de esas espículas hacia el interior de las fauces hace que al gato le resulte más fácil tragar el pelo que queda adherido a la lengua que escupirlo. Habitualmente esos pelos atraviesan el intestino y se expulsan con las heces sin mayor problema. Pero cuando la cantidad de pelo es excesiva, bien por un lamido compulsivo, bien por tratarse de gatos de pelo largo, o cuando existen problemas en el tránsito intestinal, estos pelos pueden amontonarse en el estómago o el intestino formando verdaderas bolas de pelo, conocidas en lenguaje médico como «tricobezoares». Diferentes pronósticos Si se forma una bola en el estómago o primeras porciones del intestino, el gato puede intentar vomitarlas. De hecho, constituyen una de las causas más habituales del vómito en gatos. Una vez que la expulsa se acabó el problema pero, a veces, su tamaño puede hacer que el gato lo pase mal o incluso se ahogue al quedar una parte obstruyendo la faringe. Si, por el contrario, se forma en porciones posteriores del intestino, darán lugar a estreñimiento o incluso verdaderas obstrucciones intestinales, condición que requerirá la intervención urgente del veterinario para que no cause la muerte del animal. Los gatos con bolas de pelo impactadas en el intestino suelen presentar nauseas, intentos frecuentes e improductivos de defecar, pérdida de apetito y, a veces, inflamación de abdomen o diarrea secundaria. La mayoría de los gatos que se alimentan con preparados comerciales no suelen tener demasiados problemas con los pelos que se tragan, pues estos alimentos contienen fibra que los arrastra por el intestino. En aquellos casos propensos a formarlas, además de un alimento rico en fibra, habrá que suministrarle un suplemento dietético a base de malta y aceites minerales, de venta en cualquier pajarería o tienda de piensos, que ayude a deshacer las bolas presentes y evitar la formación de nuevos bezoares. El cepillado frecuente del gato es la mejor medida preventiva, pues retira los pelos que el animal se podría tragar, aparte de mantener una mejor higiene de la piel. Mas información: http://users.servicios.retecal.es/rotto 1