LA LITERATURA canalla del siglo de oro nos ofrece la mejor síntesis del culebrón de Madrid: cornudos y apaleados. Una metáfora perfecta para explicar el tono vital del PSOE desde que el 10 de junio fuese el último en saber que dos de los suyos le estaban poniendo los cuernos. No fue por amor. Puede que fuese por maletines, pero las causas de la fuga no están claras. En la tesis inicial de la traición retribuida se basó la apresurada querella de los socialistas. Pero aún no sabemos si en la turbia secuencia de
, con sospechosas apariciones de militantes o dirigentes concretos del PP, eran éstos los que buscaban a los corruptos o fueron los corruptos los que buscaron al PP para concertarse por la política o los ladrillos. Elevemos, pues, a definitiva esa primera conclusión: el engañado, el traicionado, la víctima, no es otro que el PSOE, aunque eso no le exima de culpa. Víctima y a la vez culpable de sus propios errores. Por su mala cabeza, que así ha quedado justamente coronada. Lo uno es compatible con lo otro. Que la culpa la tenga el marido por haber descuidado a la esposa no le libra de los cuernos. En tales circunstancias nadie podrá adjudicarle el papel de beneficiario. Eso en ningún caso. Y a eso voy. En conclusión: socialistas culpables pero al tiempo víctimas del culebrón de Madrid. Nunca beneficiarios. Sin embargo, todos los palos los está recibiendo el PSOE, que así resulta cornudo y encima apaleado. Apaleado por el PP y sus falanges mediáticas, que llevan unas semanas disparando compulsivamente contra Zapatero y lo que representa, con el nada dudoso propósito de romperle las piernas al aspirante socialista y arruinar su oferta política. El obsesivo y unidimensional discurso del PP, que desborda los sucesos de Madrid tirando por elevación, incluye la apresurada explotación del éxito. Por eso se añade la falta de futuro de Zapatero y la ruina de las expectativas electorales del PSOE. Si tan claro tienen el Gobierno y el PP que el PSOE es tierra quemada y Zapatero un líder hundido, carece de sentido seguir hurgando en la herida. ¿No será que es el PP el que quiere desviar la atención por las posibles derivadas de su condición de beneficiario?