En el buque se han encontrado restos óseos de sus tripulantes y varios tipos de armamento
Un pescador encuentra un galéon español del siglo XVII en Bélgica
Los investigadores no descartan encontrar cofres con monedas de oro y plata
Un pescador de camarones ha descubierto fortuitamente un galeón español del siglo XVII sumergido a 17 kilómetros del puerto de Nieuport (Bélgica). El pescador enganchó en sus redes algunos restos del pecio e inmediatamente dio aviso a las autoridades belgas. En el interior del navío, y tras un primer rastreo de arqueólogos submarinistas, se han hallado decenas de cañones de más de mil kilos de peso, balas de mosquete, el ancla del navío (de diez metros de longitud, fabricada con madera y hierro forjado), ánforas de vino, petacas individuales para bebidas alcohólicas y restos óseos de los 200 tripulantes que fallecieron durante el naufragio. No se sabe el nombre del barco ni tampoco la ruta que cubría, aunque se sospecha que pudo salir de Nieuport con destino a Brujas u Ostende. Según el periódico belga 'Le Soir', el descubrimiento tuvo lugar hace unos meses, pero se ha mantenido en secreto para evitar el saqueo de los 'cazatesoros'. A pesar de las precauciones (en ningún momento se desveló la posición el barco), el pecio ha recibido durante estas semanas la visita de unos cuantos piratas de las profundidades, quienes se han llevado piezas para traficar con los coleccionistas. Sabedor de la situación, y con el fin de evitar que el expolio vaya a más, el Instituto Flamenco de Patrimonio Arqueológico informó al Ministerio Flamenco de Interior y Cultura. Su titular, Paul Van Grembergen, ha adoptado medidas muy severas contra el pillaje mediante un decreto de alcance regional que fue dado a conocer el martes. El galeón, de tres puentes y 54 metros de eslora, se encuentra a diez metros de profundidad, tapado casi en su totalidad por un bancal. Uno de los primeros trabajos consistirá en retirar la arena que lo cubre. Para ello, los arqueólogos utilizaran potentes aspiradoras submarinas. Si todo sale como está previsto, la mayor parte de la carga podrá reflotarse. Los arqueólogos no descartan encontrar cofres con monedas de oro y plata, frecuentes en las rutas marítimas de la época. Un equipo de expertos se pondrá a trabajar en los archivos para localizar datos que les puedan orientar sobre la identidad del navío y las circunstancias en que ocurrió el naufragio. Los esfuerzos de los submarinistas se concentrarán en hallar la campana, lugar donde habitualmente se grababa el nombre del barco. El buque mercante data del siglo XVII, no se descarta que sea español y que tiene un gran valor arqueológico. El Instituto para el Patrimonio Arqueológico quería, para atraer la atención, esperar el momento en que el ministro de Asuntos Interiores y Públicos, Cultura y Juventud de la Comunidad Flamenca, Paul Van Grembergen, diera a conocer oficialmente que está preparando un decreto para proteger hallazgos marítimos contra la piratería y para crear una célula de arqueología submarina. Además añade que «en labores de draga y búsquedas sistemáticas ya han sido descubiertos más de 380 restos de naufragios de los que ocho reúnen las condiciones para ser preservados».