| Crónica | Cómo afecta a las parejas |
«A mí esta ley no me pilla»
Desde el pasa-do 26 de julio, Marta y Javier, su pareja, se han estudiado todo lo que ha salido en prensa sobre la modificación de la ley de reproducción asistida. Como el 15% de las parejas españolas, llevan casi dos años intentado tener un hijo. Sin éxito. Las sospechas de que algo no funcionaba dieron paso a meses de pruebas médicas y a un veredicto: los espermatoizoides de Javier necesitan el empujón de un experto para fecundar un óvulo de Marta. Marta y Javier, (nombres ficticios) iban a pasar el verano pensando cuándo y dónde intentaban el embarazo, pero el equipo de Ana Pastor les ha ayudado a decidirse. «Cuando leímos lo de la reforma, nos decidimos a hacerlo ya, a tratar de embarazarnos cuanto antes», dice Marta que ya tiene día y hora en el IVI de Valencia. «Nos vamos porque en el departamento de Reproducción del Materno de A Coruña, una de nuestras opciones, cierra en verano, con lo que no empezaría con la medicación antes de otoño», dice Marta. Ella desea que le fecunden más de tres embriones. «Si doy buenos óvulos para el primer ciclo, diez o doce, pueden inseminar todos y que me pongan los mejores. Los otros, al menos, los tengo congelados por si no me quedo a la primera». Le da miedo la medicación, las dosis de hormonas que tendrá que tomar para dar los óvulos. Por eso no entiende que se condene a las mujeres, por ley, a la estimulación ovárica en cada ciclo. Marta no quiere enfrentarse a un embarazo múltiple, por miedo, y le parece positivo que se limiten a tres los embriones implantados, aunque en algún centro le han dicho que le pondrían hasta cuatro.