Diario de León

LAS COSAS COMO SON

Las razones de la prosperidad

Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

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EL CATEDRÁTICO de Economía de la Politécnica de Madrid Roberto Centeno ha publicado en la prensa de Madrid un controvertido artículo sobre las razones de la prosperidad económica de que disfruta nuestro país, que está afrontando la desaceleración internacional que apareció antes del 11-S y que se agravó por mor de los atentados en condiciones mucho mejores que las grandes potencias europeas, actualmente en recesión o al borde de ella. España ha conseguido mantener un notable diferencial de crecimiento con respecto a la media de la UE y, aunque el desempleo se ha incrementado levemente por el fuerte crecimiento de la población activa, no se ha registrado destrucción de puestos de trabajo sino al contrario en estos dos últimos años. Niega Centeno la tesis de que, como manifestó Aznar en el último debate sobre el estado de la Nación, la causa del éxito de la economía española sea el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y el éxito de las reformas estructurales. Por el contrario, el catedrático asegura que «España ha crecido más que la media europea, no gracias a, sino a pesar de, mantener un déficit cero y al fracaso de las reformas estructurales». En relación al primero de estos dos asuntos, sostiene Centeno que un déficit del orden del 1,5 e incluso del 2 por 10 la media de la UE mejoraría nuestro crecimiento sin efecto negativo apreciable. Y aduce a favor de su argumento una opinión semejante del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, quien mantiene que un déficit de la economía estadounidense del 1,5 por 100 es óptimo porque ayuda al crecimiento sin afectar a los tipos de interés ni a la inflación. Con respecto a las reformas estructurales, y tres años después de que fuera publicado el «famoso» Real Decreto Ley de Medidas Urgentes de Intensificación de la Competencia, Centeno acredita con cifras que desde entonces la competencia ha disminuido en lugar de aumentar en varios sectores estratégicos (el petrolero, el del gas y el eléctrico). Aznar atribuyó asimismo en el referido debate la mejora del 'rating' de España al «mito de la estabilidad»; para Centeno, nuestro país ha mejorado su crédito en el sistema económico porque los bancos de inversión aprecian que la economía va bien y que «nuestro país ha dejado de ser irrelevante y ha establecido las alianzas adecuadas, lo que le ha conferido una enorme credibilidad, algo que desde dentro ni se percibe ni se valora adecuadamente». Éstas serían, en fin, las verdaderas razones de la prosperidad económica, a juicio del citado articulista: la política económica del Gobierno pero «sobre todo la sensación de estabilidad y firmeza que se ha sabido transmitir dentro y fuera de España. «Por ejemplo -explica Centeno-, el índice de honestidad atribuido a nuestra economía en una escala del 0 al 10 ha pasado de 4,5 en 1996 a casi 7,5 en 2003». Este marco habría permitido a las pequeñas y medianas empresas españolas encontrar el clima propicio para desarrollar su enorme potencial. Y algo parecido habrían hecho, incrementado el prestigio de España en el exterior, algunas grandes empresas no monopolísticas como Inditex. El mérito de ello sería, según Centeno, exclusivamente imputable a Aznar, quien ha tenido que actuar en una situación de «todos contra él». Aznar habría optado por la no neutralidad y por fortalecer la relación trasatlántica, una convicción que «además de cierta, es esencial para nuestro futuro» en todos los planos, político, económico y cultural. La conclusión de Centeno es imaginable: si Aznar ha adoptado personalmente y en solitario las decisiones oportunas que nos han llevado a una prosperidad creciente, su retirada después de apenas ocho años de mandato -un tiempo insuficiente para «imprimir un giro a un país» abre nuevas incertidumbres porque el proceso no está consolidado. En concreto, la amenaza de los nacionalismos crecientemente reivindicativos podría quebrar esta trayectoria al alza, a juicio del catedrático de Economía. Obviamente, tales conclusiones son opinables porque ya pertenecen al terreno de lo subjetivo. Lo que sí es innegable es que nuestro país ha fortalecido su imagen y su prestigio interior y sobre todo exteriormente, y ello tiene que ver con el crecimiento, con la generación de oportunidades de negocio, con la influencia en el sistema global.

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