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SOBRAN RAZONES para escandalizarse con el marranísimo pifostio marbellí de Gil el imperioso y un Julián que es el «Punteras», socios de alma y cartera antaño y desgreñadas verduleras hogaño. Dicen que el espectáculo apareja una vergüenza nacional como para hundir en la desesperanza a un país entero. La incredulidad, la perplejidad y la furia se han empadronado en la voz del pueblo peatón que se santigua o blasfema. Este caso ya es el colmo. Qué gentuza. Cómo se repasan, cómo se traicionan y se escurren mutuamente. Siendo el asunto de Marbella tan grave y grueso, sorprende la memez de los personajes en liza dándose de leches coram pópuli, en la tele, sin miramientos y con toda su papel de payasos puesto en escena. Se escandalizan muchos al verles hechos carnaza de circo y compareciendo en un programa rosa. Aseguran desde su dolor cívico que este careo debería dirimirse en sesión corporativa, en ámbito democrático institucional que existe al caso (como si el salón de plenos de Marbella fuera más serio que cualquier set de telebasura, mita tú). Tengo mis reservas al efecto y lo que se dijeron el Julián y el Gil sin su candil dudo de que lo largaran con tanta señal y pelo en un debate corporativo. Es más; a pesar de su vergonzante espectáculo, casi diría que lo prefiero en su vocinglería, porque los debates internos, las comisiones de investigación y todo eso acaba siendo otra martingala de mucha decepción y barullo estéril. Lo que hayan podido decirse el Gil y el Julián en ese programa-gatuperio ha sido tanto, que seguramente será utilizado en su contra. Cualquier fiscal tiene aquí zumo de bocazas donde pillar encausamiento: se echaron facturas a los morros, proyectos de unto y sobe, cohechos y trinques; tenían voluntad de devorarse y han dejado un rastro de pruebas. En resumidas cuentas, la comedia tiene alcaldillo macarra, alcandón en dique seco, una esposa con un «ahí te pudras», una coplista cantando con la boca llena, promotores urbanísticos, solares, traiciones... y escandalera. Con idéntico reparto (y con secretaria tetuda a dedo gozada) conozco iguales comedias municipales leonesas en no menos de treinta villas y pueblos. En Marbella se pegan y cantan. Una lástima; aquí se callan como putas, fajan, tragan y rerparten. Pero jamás nos enteraremos de nada.