Atmósfera misionera

UNA BUENA acción que es modélica y puede pasar desapercibida. Lugar: el municipio de Lugeros y, en particular, la localidad de Tolibia de Abajo. Protagonistas: una Discípula de Jesús, sor María Teresa Castro Sierra, y la corporación y los vecinos de los pueblos. Destino: una ayuda para hacerse con un todo-terreno que facilite los desplazamientos misioneros por una zona del estado de Hidalgo en Méjico. Cantidad: 2.430 euros acopiados por cuestación popular, en la que entran las aportaciones de los propios concejales que decidieron renunciar por esta causa a algunos de sus emolumentos. Sentido: la fraternidad y la solidaridad con quien ha dejado todo para darse a otros de forma gratuita. Se les concede matrícula de honor. A propósito de misioneros: nuestras diócesis anuncian fiestas grandes. En León tendrá lugar la 15ª Convivencia de Misioneros Leoneses. La delegación tiene contabilizados al día de hoy 581 misioneros y misioneras (entre ellos cuatro seglares y dieciocho sacerdotes seculares, además de seis Obispos), dispersos por 55 países (22 de América, 20 de Africa, 6 de Asia y 1 de Oceanía. Será el jueves, día 14, a partir de las 10 de la mañana, en el Seminario Mayor. Por cierto, me comunican a última hora que este encuentro tendrá un aire peculiar, porque en él se rendirá homenaje a Mons. Ignacio Prieto, Obispo emérito en Zimbabwe, del IEME, natural de Besande, que lleva allí cerca de 50 años. Astorga ha declarado el viernes, día 22, Día del Misionero Diocesano. El lugar de encuentro, en el que estarán presentes, al menos en espíritu, los 392 misioneros y misioneras naturales de la diócesis, tendrá lugar en Ponferrada, a partir de las 11 en la Basílica de la Encina, para seguir después en el Colegio de las Concepcionistas y con comida fraterna en el Hotel Madrid. Todo será poco para mostrar nuestra comunión con quienes representan a nuestras iglesias en medio de otras iglesias jóvenes y hermanas. Pero (siempre hay algún pero leonés que poner) uno se descorazona (un poco) al ver que cada año las cifras disminuyen ostensiblemente. Y no será porque ya no hacen falta pregoneros del Evangelio en los confines del mundo, sino porque falta sentido de sacrificio y donación. Así lo ha mostrado, una vez más, don Nicolás Castellanos, que dejó de ser Obispo de Palencia para entregarse a la promoción de las personas, y en especial de los niños, en la zona de San Cruz de la Sierra, en Bolivia. Ha vuelto a España y nos ha recordado que allá quedan un millón de niños sin escolarizar y que el problema fundamental que tiene el mundo es la pobreza. Y las causas que la generan. Que son las que nos separan (no sé si nos avergüenzan) en hemisferios de opulencia y de miseria. Mención particular, en otro sentido, para la parroquia de Benavides de Orbigo y para su párroco (recuerdos, don Manuel), por haber ergido un busto en memoria del Beato Federico Rubio, de la Orden de San Juan de Dios, martirizado en Talavera de la Reina en el año 1936. Terminamos con unas notas «in memorian», agradecida y orante. Se nos han ido recientemente algunos hermanos. Siempre dignos de elogio y reconocimiento, aunque no siempre la calle, contagiada por otros valores, lo entienda y haga suyo. De Astorga se nos fue don Vicente Martínez García de Liébana (don Vicente Liébana, para todos). Nació en Villoria de Orbigo en 1925, se ordenó en 1950, estudió en Astorga, Salamanca y Roma, fue profesor del Seminario, canónigo de la Catedral y vicario Judicial en el Obispado. Fue, me dicen, un sacerdote discreto y prudente, culto y cumplidor. De León se nos fue don Francisco Rodríguez Colino. Nacido en Algadefe en 1935, estaba vinculado a Villamañan. Se ordenó en 1959, amplió estudios en Roma y fue formador de los Seminarios Mayor y Menor, así como colaborador de la desaparecida y benemérita revista Colligite y un gran especialista en la obra de San Juan de la Cruz. Le retiraron pronto de las actividades apostólicas algunos problemas de salud, que supo sobrellevar con una gran paciencia y entereza. También se nos fue sor Sagrario del Canto. Hija de la Caridad, de Valdefuentes del Páramo, que fue durante varios años Superiora en la Obra Hospitalaria Nuestra Señora de Regla. Descansen en la paz de Dios.