La costosa tendencia de vivir solo
El número de divorcios en España se ha multiplicado por cuatro en los últimos veinte años. Y el número de separaciones, por diez. Se aproxima la tendencia a los parámetros del norte de Europa. Paralelamente, el sector de la vivienda ha dispuesto de un marco de progreso como no se recordaba en lustros anteriores. En 1986 se finalizaron cerca de 200.000 nuevas viviendas. Quince años después, en el 2001, más de 500.000. Se necesita más suelo y la producción de más materiales que se obtienen de los recursos naturales. De la conjunción de esas dos circunstancias se da otra, la del incremento de viviendas con un menor número de ocupantes pero que, según detallan en el observatorio World Watch, «se produce el mismo gasto que en casas con más residentes». Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que en apenas 24 meses los hogares con menos de tres residentes en su interior se han incrementado de forma espectacular. El principal referente en ese barómetro es el de unidades con un único habitante. Como referente, en 1999 eran 1,8 millones de hogares. En el último censo, el del 2001, ya se acercan a los tres millones. Ahí se encuentran los resultados de las separaciones. Las características de equipamiento (electrodomésticos) son prácticamente iguales en el 80% de los casos pero el tamaño en general es menor. De esto se deduce que el aprovechamiento de los recursos está muy por encima de lo que les gustaría a los ecologistas. «Consumimos hasta un 40% más por habitante que hace años», dice José Santamarta. Más consumo y más residuos ya que, hilando más fino, los organismos de consumo advierten de un incremento de los envases de comida ya preparada. Resultado: un cóctel muy agresivo contra el entorno natural y animal.