CORNADA DE LOBO
Santo remedio
INTELLECTUS APRETTATUS, discurrit que rabia. Nada como el apuro para aguzar la entendera y el ingenio, porque no hay mal que no tenga remedio, salvo la muerte... que viene a ser el vacío o una escalera. Y el pueblo en su inopia o su escasez acaba dando con remedios eficaces a base de rondar el misterio y soñar milagros imposibles, entre los que se cuenta el poner una jofaina con agua en la ventana en la noche de San Juan y, lavándose con ella la cara, una moza se torna guapa y encuentra novio, que ya es delirio. Digo esto porque ayer me han contado un remedio eficacísimo para que criaturas o gente revuelta de entraña o vértigo no se maree en los viajes y eche la pota. Esto es: se coloca una aspirina en el furaco del ombligo y allí se fija con tirita o esparadrapo. Algunos pediatras recomiendan este remedio porque, aún siendo inexplicable, están garantizados sus efectos. Juran y perjuran que no es coña (también la aspirina -y esto es bufa- era tenida tiempo atrás como el mejor anticonceptivo colocando una entre las rodillas y apretándola; si no caía al suelo, nadie quedaba preñada). Siglos atrás, cuando Sueros, Quiñones, abades rijosos y mangantes con túnica ejercían por esta tierra su derecho de pernada, las gentes de Babia y Luna remediaban la deshonrosa preñez con madera de sabina aplicada por donde entra el gozo o en sahumerio que impregnaba las sábanas. ¿Quién y cómo descubrió este infalible abortivo?... El hombre está incesantemente buscando; y por lo mismo descubre un día que si te metes una castaña pilonga en el bolso, se te van gripes y otros males. ¿Y por qué dejando la llave del portón a dormir en el alféizar de la ventana y aplicando de mañana su frialdad a un orzuelo va y desaparece?... ¿Y por qué se va el hipo bebiendo un vaso de agua, pero al revés, por el borde del más alejado de la boca, lo que obliga a doblar pescuezo y estrangular la glotis?... ¿Por qué se lleva un botón de nácar en el bolso para defenderse de la gafura y mal agüero que comportan las pelirrojas?... Pero aún nadie me ha explicado por qué en la Maragatería profunda, tras un parto, se enterraba la placenta en la huerta donde había que regarla nueve días seguidos, los mismos en los que se no podía dar a beber ni una gota de agua a la parturienta. ¿Y por qué a la moza que desnuda mira a la luna llena le crecen los pechos?...