El triunfo de los «outsiders»

MARBELLA tiene una nueva corporación municipal, pero éste también lo han constituido outsiders de la política tradicional. No se termina de entender muy bien lo que sucede en esa importante ciudad del sur de España para que los partidos arraigados, las instituciones de la democracia que debieran servir para la representación de los ciudadanos, sean una y otra vez desplazadas por personas que prefieren intervenir en la política a través de misteriosas organizaciones o como supuestos independientes. Marbella es el corazón de la Costa del Sol y un emporio de construcción y de riqueza surgido a través de la revalorización del suelo y de la especulación inmobiliaria. Una gallina de huevos de oro que puede terminar muriendo en el empeño de tanta gente por aumentar su rendimiento y por exprimir las posibilidades de ese potencial de riqueza. Parece imposible evitar una ecuación que relacione el pot encial urbanístico de Marbella con la aparición de estos personajes que se alternan en el control de los mandos de ese buque de la expansión inmobiliaria que es el ayuntamiento de Marbella. A los peones que dejó Jesús Gil suceden otros nuevos, apoyados por tránsfugas de partidos tan serios y respetables como el PSOE y el Partido Andalucista. Y a lo ocurrido no se le pueden poner pegas, porque se apoya en una legalidad vigente aunque suene a trasnochada. Volvemos, una vez más, a la raíz de los problemas: una ley electoral que contrapone el mandato otorgado personalmente a los candidatos electos con las listas cerradas y bloqueadas controladas por los partidos. En ese maremagnum de descrédito en el que a los ojos de los ciudadanos de Marbella han caído los partidos políticos, hasta los representantes elegidos por las propias organizaciones se escapan de su control y en su condición de tránsfugas vuelven a travestir los resultados creando cada día nuevas situaciones incomprensibles. Si los outsiders de la política vuelven una y otra vez a controlar el Ayuntamiento en proyectos sucesivos que también terminan por devorarse habrá que convenir que los partidos de Marbella necesitan una catarsis profunda y que la fiscalía tiene que examinar a esa gara para ver en dénde se encuentra el misterio.