La triste soledad de la vejez

La soledad mata. No es una opinión sino un dato objetivo. En lo que va de año más de 80 personas mayores han fallecido solas en su domicilio. En algunos casos estar acompañados no habría cambiado el triste final, pero en otros, su muerte podría haberse evitado. La soledad es uno de los problemas más serios en la vejez. De los siete millones de españoles que han superado los 65 años, más de un millón viven solos. Lo peor es que, según datos de organizaciones de ayuda, casi 800.000 admiten hacerlo obligados por las circunstancias y no por propia voluntad. Grave de por sí, el verano empeora notablemente el panorama. En estos meses las cifras de mayores que quedan solos se triplica. En Madrid, de los 137.000 que viven solos, el 40% supera los 80 años, y más de 1.600 pasarán sus vacaciones en residencias públicas. Sin embargo, esta situación, en cierto modo, es una garantía de que tendrán un seguimiento y un control. En Canarias, donde cerca de 196.000 personas superan los 65 años, solamente hay 4.635 plazas en residencias. Lo que significa que no llega a tres plazas para cada cien personas. Aunque el 84% de los mayores posee una vivienda, el 20% carece de agua caliente. Este es tan sólo un dato más que muestra las precarias condiciones en las que vive buena parte de un colectivo que, por la comodidad y el egoísmo de la sociedad, se ha convertido en un sector marginal cada vez más nutrido. En este sentido, según señala UGT, 46.000 ancianos corren riesgo de morir en soledad sólo en la Comunidad de Madrid. Concienciar a la sociedad Prácticamente no hay semana en la que no aparezca una noticia en los medios sobre el hallazgo del cadáver de un anciano en su domicilio. Esta situación lleva a que los distintos servicios de rescate, sanitarios y sociales, así como a las ONGs, adviertan a la población, sobre todo en el periodo estival, de la necesidad de estar alerta ante inhabituales silencios de vecinos y familiares mayores. «Basta con llamar al timbre una vez al día para saber si están bien», señalan fuentes de Protección Civil. Por otro lado, hay un alto porcentaje de ancianos que viven solos por voluntad propia, el 24% de los hombres y el 39% de las mujeres, y que además no quiere la asistencia de los servicios sociales, porque consideran que disminuye su independencia. Es entonces cuando mayor importancia adquiere la actuación de su entorno más próximo. No obstante, destaca el incremento de las peticiones de ayuda a domicilio, que en lo que va de verano han aumentado un 30%. «Es necesario un cambio de actitud por parte de todos, familiares, vecinos y administración. Es la única forma de acabar con el abandono en el que se encuentran nuestros mayores», señala la organización Solidarios para el Desarrollo. Voluntariado esencial La labor de las distintas organizaciones asistenciales y el trabajo de los voluntarios son aspectos fundamentales en la ayuda, atención y cuidado de los ancianos. Solidarios para el Desarrollo es una de estas ONGs que, en la medida de sus posibilidades, lucha por evitar la soledad de los mayores. El 25% de sus voluntarios se dedica exclusivamente a programas destinados a romper este aislamiento. En la actualidad atiende a cerca de 1000 ancianos, en toda España, a través de sus programas de vivienda compartida, donde se encuentran cerca de 160 personas integradas, y atención a domicilio, con 500 beneficiarios. Haciendo especial hincapié en este último aspecto, Solidarios para el Desarrollo destaca que «sólo en Madrid hay más de 300 casos que no pueden ser atendidos por falta de voluntarios».