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| Visto y oído |

¿Con la sidra desaparecen las letras?

Atención al cartel de arriba; seguro que el que lo puso estuvo de sidrinas

Publicado por
Jesús Mari García - leon@diariodeleon.com
León

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Es verano, ni más ni menos. ¿Y cómo combatimos los leonesines el calor? Pues con fiesta y más fiesta. Por ejemplo, en Sahagún se dieron este pasado fin de semana la gran vida homenajeando al sufrido veraneante. Hubo de todo, pero la sidra fue la reina. Eso sí, debieron dar mucha al que puso el cartel de Benavides en la N-120, porque se comió una letra. ¡Viva el veraneante! Los sahaguninos son la repera. Siempre se lo pasan bien. Este fin de semana le han hecho un monumento al uso a los veraneantes: una fiesta simpática y fenomenal. Pocos se lo pasan tan bien y con tanta imaginación a la hora de irse de chanza como los de Sahagún. La foto, del gran Acacio Díaz, el que informa de la villa del Cea, a los lectores de este periódico es de la espicha, pero aseguró a esta sana sección que hubo paella y bollos preñaos. Los visitantes de Sahagún son muchos de ellos peregrinos, pero otros han quedado prendados de la hospitalidad y el gracejo de los vecinos en verano. Y claro, menos mal que es verano, porque si llega a ser Semana Santa, los mozos del pueblo se hubieran reventado haciéndoles la Isa a todos los forasteros -cuando se detecta a una persona de fuera ese día, los mozos le llevan en volandas a abrir las puertas de la capilla de Jesús, a modo de ariete y más bien de risas-, que en la villa del Cea todo lo que se empieza, se termina. Salvo la fiesta, claro. ¿Quién se «comió» la letra? El otro día contaba el fotógrafo más alto de la redacción -bueno, el que más altura es de toda esta casa- que le había parecido ver que faltaba una letra en un cartel de Benavides de Órbigo, pero que como va muy rápido a todos los sitios no lo tenía claro porque no le da tiempo a ver los carteles. Pues bien, el otro día -con algo más de tiempo, parece- se paró y tiró la foto de abajo. Efectivamente, alguien en la Dirección General de Tráfico se tomó unas sidrinas - o alguna cosa más- a la hora de certificar que el cartel indicador estaba bien. Debía ir bien puesto, ya que se comió la letra r de la palabra Órbigo. Benavides de Óbigo suena bastante mal, la verdad. La lástima es que para una vez que le ponen acentos a los carteles... metan la pata. Contra el botellón Eso sí, cuando hablamos de alcoholes de más graduación y de personitas de menos edad que la adecuada, entonces hablamos del fenómeno del botellón. En Galicia y en Cataluña se han puesto este verano a luchar contra él. Los más aficionados a esta práctica, protestan pero deberían darse cuenta de que ellos mismos se han metido en el problema. Si hubieran limpiado la suciedad que dejan, nadie se hubiera fijado. Mejor así.