Gente de aquí | De siega en Bustillo de Cea
El «colmo» de los festejos
Bustillo de Cea rindió ayer culto, un año más, a la tradicional siega de centeno para hacer de estos los colmos que ofrecerán posteriormente a la patrona. Esta localidad amaneció sumido en el espesor que había dejado la noche anterior entre sus vecinos. Sin duda la diversión frenética de jóvenes y no tan jóvenes tuvo continuidad en la mañana de ayer, cuando las campanas de la parroquia trataron de poner en pie a cuantos disfrutan de estas jornadas rurales. Las numerosas actividades programadas gozaron de gran afluencia haciendo que se notaría en las caras de cansancio de los habitantes de Bustillo. Cerca de un centenar de valientes de la localidad cubrieron la distancia que separa el pueblo de la finca de centeno reservada para la celebración. Dos kilómetros que a duras penas exigió reponer fuerzas. Se refrescaron a base de bota y botijo que custodiaban un excelente y fresco caldo procedente también de la tierra. En cada corrillo, durante las paradas, Juan y Ernesto, dos valientes y activos jubilados hacen sonar la gaita asturiana y el tamboril. Mientras, el paisaje indica cómo en la vida es necesaria una renovación en todo lo que nos rodea. Un suculento almuerzo De regreso a Bustillo, y en la magnífica sombra de la Redonda, las mujeres de la asociación esperaban a los caminantes con un sabroso almuerzo a base de chorizos, panceta, torreznos, pan y vino, haciendo las delicias de todos cuantos participaron de una jornada de nostalgia, convivencia y mucha fiesta. Como anécdota hay que señalar a aquél pequeño que por el afán de llegar el primero sobre su bicicleta a la finca donde se celebraba la fiesta, ésta le jugo una mala pasada que tuvieron que superar los mayores ante la desesperación e impotencia del pequeño, que apenas supera la edad de seis años. Según la presidenta, Angélica, el colofón de esta edición será el domingo. Para entonces se ha preparado una comida en la que destaca un menú al precio de cinco euros: melón con jamón, lechazo y complementos (vino, pan, café, chupitos, etcétera), hasta que uno se sienta satisfecho.