Cerrar

Creado:

Actualizado:

LAS CULEBRAS ya no son para el verano y hemos hecho sopa con ellas. Las noticias pintorescas que nutrían la vaciedad informativa del estío no valen hoy un chavo. La veta de los telediarios son ahora los sucesos, la tragedia. Se recrean las redacciones en la calamidad, el desastre puro trepida en los sumarios y las informaciones de tripas fuera y sangre encebollada saltan a la portada de la actualidad, son lo más importante, piensa el redactor en su truco o en su inopia. Vende la cosa. Así el panorama, me tienen a la pobre doña Angustias con su nombre anudando la barriga, apesadumbrada y temerosa de un Dios que parece desatarse en desastres como nunca: que si vendavales asesinos, que si riadas criminales, que si la calora mata y cuece las piedras... bombas aquí, camicaces cada dos líneas de prensa, pateras que son como latas donde se escabechan negros, adolescentes asesinadas bajo una luna que se hace luto y saña, apuñalamientos, suicidios de primera plana... ¿Qué está ocurriendo?, se pregunta la buena señora, ¿qué demonios se han desatado en su averno y nos soplan en la nuca?... La gente está loca. Esto es culpa del vicio y del fornicio, castigo de los cielos... Tranquila, doña Angustias, le comenté por sosegarla; esto es sequía del teletipo, nada más, y políticos de vacaciones, que son los que mandan en los telediarios el resto del año cobrándose así el peaje y la cabezada que nacen de sus fondos de reptiles, de manera que la tragedia de rutina y la truculencia de circunstancias que en otros meses no adquiere más tamaño que una gacetilla se desproporcionan en los agostos de miopía o vagancia informativa. No pasan más cosas tremendas que en otros meses, pero en verano la calor pudre el sentido y amplifica lo que sea con tal de preñar página y robar audiencia. Esto es, señora, lo que pasa y lo que no pasa. Marbella es ejemplo. Ocurre lo mismo en Villanueva de la Trampa, aquí al lado, y no es lo mismo, ni lo cuentan ni lo averiguan. El corazón se hace tripas. Del rosa al rojo, de la bragueta al crimen, sólo hay el canto de un duro, dos cantos de sirena y algún cantazo que viene animado por el barullo informativo. Tienen tanta dimensión los sucesos en este periodismo de hoy, que cualquier imbécil o transtornado se ve más incitado que nunca a pillar sus diez minutos de gloria... y portada.