Los organizadores deben preocuparse de que los tomates que se utilicen estén muy maduros, para que nadie resulte herido de gravedad, aunque siempre se cuela alguno más duro de la cuenta.
Una señora realiza un lanzamiento perfecto que seguro impacto contra alguno de sus vecinos.
Un joven participante coge carrerrilla para que su tomatazo sea lo más efectivo posible.
En ambos lados de la explanada donde tiene lugar la tradicional tomatada se descarga un abundante cargamento de munición.
Hay que tener cuidado con no resbalar con algún resto de tomate que quede por el suelo. Una pisada en falso puede ser fatal.
El tomate de Mansilla de las Mulas está a punto de conseguir un marchamo de calidad por parte de la Junta de Castilla y León, por su gran calidad.
Lo mejor es acudir al campo de batalla con la menos ropa posible, ya se sabe, para luego no tener que lavarla.
El tomate es muy bueno para la piel, o si no, que se lo pregunten a los vecinos de Mansilla.
Aunque los vecinos de Mansilla están acostumbrados al dolor de los tomatazos en sus cuerpos, los más pequeños no se resisten a derramar alguna que otra lágrima, ante la dureza del combate.
Una de las múltiples bajas de la tomada.
Los mansilleses tienen la curiosa manía de emprenderla contra su alcalde y concejales y, también, contra los sufridos periodistas que acuden a primera línea de fuego, a dar cuenta de la batalla.
La mayoría de los participantes se toma con humor la curiosa experiencia.
Y entre tomatazo y tomatazo, de paso, a coger algo de colorcito.
Así suelen quedar los participantes de la tomatada después del combate.